Camelia y El Bribón:
Yo tengo 28 años y actualmente recién casada con mi bribón, el amor de mi vida. Suelo ser una persona un poco tristona por cosas que ahora mismo no vienen al caso, pero intento hacer feliz a los que están alrededor. Un poco parlanchina y nerviosa también, aunque mi bribón dice que si sonrío paro el mundo porque mi risa es contagiosa. Trabajo en una multinacional francesa como administrativa (ejem). Tengo pocos amigos, pero muy fieles y están cuando les necesito y yo estoy para ellos, ¡que es lo que importa!
A mi bribón le conocí en otro trabajo. Tiene 33 años y es ingeniero en Organización Industrial (nombre pomposo por cierto) aunque no era ese el trabajo que hacía allí. Éramos teleoperadores de un conocido servicio de información telefónica (ejem). Es la persona más buena del mundo, no conozco a nadie que me haya hablado mal de él ni que me haya dicho que le ha tratado mal… nada de nada. Soy muy afortunada porque es mi apoyo y cuando me vi sin mi pequeña y moribunda no se apartó de mi ni un segundo.
La Camelia y El Bribón no han tenido una relación fantástica y maravillosa como en los cuentos de hadas… Nadie las tiene señores y el que diga eso miente. Hemos tenido una época muy mala donde casi nos separamos del todo, pero nos dimos otra oportunidad y fuimos lentamente rehaciendo lo nuestro…. Pero Dios, o quizás el destino, nos tenían reservado la experiencia más intensa de nuestras vidas…
Creced y Multiplicaos: Bribón + Camelia = Lentejita!!!
Estábamos el Bribón y yo recién reconciliados como quien dice, pero no creáis que era todo miel y rosas: yo estaba en el paro en aquel entonces y bribón no ganaba mucho, por lo que nuestros ingresos eran los justos pa llegar a fin de mes… y cuando no la suegra ayudaba… Menos mal. Yo había decidido sacarme el carnet de conducir por esto de estar en paro y aprobé el práctico a la segunda y con ayuda de un Sumial porque estaba hecha un flan de los nervios… Una que es patosa por naturaleza, jejejeje. Esto fue en Noviembre de 2012, recordar ese mes.
Días más tarde, 21 de Noviembre, mi hermana pequeña daba a luz a un bebote precioso que era el primer nieto de mis padres y mi primer sobrino biológico (soy tita de muchos más). Al día siguiente mi madre fue a casa a comentarme que tal fue todo (aclaro que mi hermana no está en España y ni mi madre ni yo pudimos ir a verla) y al verme tuvimos la siguiente conversación:
-Madre:
Camelia, tú estás embarazada… ¡mírate el pecho como lo tienes de hinchado…! y esas caderas han dado de sí… Si si, estás preñada.-Camelia:
Son ideas tuyas, estoy gorda y punto… He engordado unos kilos y por eso me ves así.
-Madre:
Camelia, soy una mujer vieja y tu eres mi hija. Jamás te había visto así y eso solo quiere decir que estás embarazada.
-Camelia:
Tengo 26 años y tu estas bromeando. Bribón no quiere ni oír hablar de bebés y no creo que esté embarazada. ¡Nos estamos cuidando!
-Madre:
Si tú lo dices….
Mi madre tenía razón, estaba embarazada, pero yo no lo supe hasta unos días después. (Estas madres… Tienen un radar o qué se yo, pero siempre dan en el clavo)
El día B: 29/11/2012 Estoy embarazada!!!!
Olvidé del todo la conversación con mi madre y seguí como siempre, pero ya me estaba comiendo el coco porque la de rojo no me visitaba como siempre. Pero claro, me había sacado el carne 2 semanas antes y estaba muy nerviosa… Era bastante cómico cómo el bribón y yo decíamos que todo era por los nervios del carne… Já, par de ilusos!!!
Pues un día Bribón y yo fuimos de compras a un centro comercial en Madrid porque el marido necesitaba pantalones y le digo a Bribón que iré a la farmacia a comprar un test para quedarme más tranquila porque sabía que no estaba preñi.
Allí que va Camelia a la farmacia y compra su test… La farmacéutica aseguró que el resultado de ese test con mis 5 días de retraso era definitivo. Me quedé tranquila y seguí comprando con maridín.
Llegamos a casa y Bribón fue a guardar el coche. Subí corriendo al baño para hacerme el test. Hago como en todos los test y pongo la varita en el vaso con el pipi, cierro el capuchón y me dirijo a poner el test sobre la mesa de casa. Desde que cierro el capuchón hasta que llego a la mesa no han pasado ni 30 segundos:
Las dos rayas estaban marcadas igual, dándole la razón a mi madre…
Ay Camelia, ¿Y ahora cómo le contarás a este que estás embarazada? Bribón dice que ahora bebé no, que tiene mucho miedo… si llamas a madre empezará con la letanía de siempre y estará encantada de tener razón… y tu… tu estás encantada pilla… lo sé. Ya estás con la cabeza a mil con las imágenes del bebé.
En esas llega Bribón a casa, yo salgo del baño y le suelto sin paliativos:
“Bribón, en Agosto más o menos serás padre”
La cara del pobre era todo un poema, tomó el test por todos los sitios, leyó las instrucciones varias veces y al final se sentó en la cama. Se rindió a la evidencia: muy a su pesar íbamos a tener un hijo. No es que no quisiese, es que Bribón es muy responsable para todo esto y no se veía a sí mismo siendo un buen padre. Le preocupaba seriamente no saber criar un hijo.
Así, Camelia y Bribón se multiplicaron y crearon una lentejita!!!!