Y llegaste para sanar todas mis heridas
Llegaste antes de lo previsto, dispuesto a inundar nuestras vidas de amor. Viniste a este mundo cuando nadie esperaba que lo hicieras, aunque seguro que para ti era lo más evidente. Aterrizaste en nuestras vidas después de una larga tarde-noche en el hospital, con muchas contracciones que, finalmente, frenaron.
Después de la tarde-noche del 25 de mayo nos creíamos felices por haber sido todo una falsa alarma, por creer que aun tardarías en llegar. Me acosté a las 3 de la mañana después de llegar del hospital, las contracciones habían parado y me sentí tranquila. A las 9 de la mañana me levanté después de una fuerte contracción que casi me deja doblada. Seguí teniendo contracciones no rítmicas durante toda la mañana a las cuales no di importancia. El ginecólogo ya avisó que esto podría ocurrir y que no debíamos preocuparnos a no ser que o fueran rítmicas o fueran más dolorosas.
Pasé la mañana entre el sofá y la cama, entre la tele y el foro, pero a las 12 las contracciones se tornaron dolorosas y, después de una hora y cuarto, decidimos ir al hospital. Llegamos y el ginecólogo no se sorprendió de verme (normal, he ido tantas veces y todas por falsas alarmas!). No llevamos nada porque pensamos que sería llegar, monitorizar y otra vez para casa, como días anteriores, pero no, no fue así. Mientras intentaban monitorizarte yo ya no soportaba el dolor, ya eran muy seguidas, largas y casi no podía respirar.
Por protocolo no te paran el parto si ya estás en la semana 34 así que no quedaba más opción que esa, comprobaron el peso (2.400 según eco) y vieron que tenías el culito bien encajado en mi cadera así que tocó ir a quirófano bien rápido. Yo lloraba de espanto, no iba a ser el parto que había deseado iba a ser una cesárea después de todo lo que había luchado por que cambiaras! Pero pronto otro pensamiento vino a mi mente… TÚ.
Ibas a nacer! Por fin te íbamos a conocer! Que felicidad!!! Mandaron a papá a la sala de reanimación y le hicieron quitarse la camiseta. Mientras a mi me tenían ya anestesiada, notando como los médicos me palpaban la barriga y la cortaban. Quieres saber algo mi vida? En ese momento sólo podía pensar en que esa brecha era la que iba a traerte a este mundo.
Después… un resurgir. Escuché tu llanto y empecé a reconstruir mi corazón roto, volví a sentirme mujer, a sentirme poderosa por haberte gestado en mi interior pero, sobre todo, me sentí madre.
Te vi pero no con claridad, pues mis ojos empezaron a empañarse en el momento en que te escuché llorar. Te pusieron encima de mi pecho y, con ayuda de una enfermera, pude tocarte. Pusieron tu cabeza junto a la mía, me empapé de tu olor, me mezclé con los restos de mi interior que cubrían tu cuerpo y, ahí, mis lágrimas bañaron tu pequeño cuerpo.
Mientras me cerraban la herida física te llevaron con papá y te posaron sobre su pecho. Yo lloraba y preguntaba que donde te habían llevado, aunque enseguida me aclararon que estabas con él.
Al entrar en la camilla por la puerta de reanimación y verte sobre él… supe lo que era la felicidad. La felicidad esta en vosotros y siempre que os tenga seré la mujer más feliz del mundo. Porque ahora sí que éramos aquellos que quisimos ser y no pudimos un 10 de mayo, porque
ahora sí que la vida es como me la contaron.
Lucca nació ayer, día 26 de mayo de 2014 a las 15.06 de la tarde. Pesó 2.505kg y midió 47cm. Su primera noche la ha pasado en una incubadora pero esta perfecto. Es un niño rechonchito y se parece a su papá.
Casualidad o no, quiso nacer en el mismo mes que su hermana (1 año y 16 días después), la que desde el cielo ha velado por él y por nosotros día y noche.
Aún nos quedan dos días o tres más en el hospital, depende de como evolucione mi cesárea. Escribo desde el iPad así que es dificultoso hacerlo pero cuando tenga un ordenador enfrente prometo responder a todas vuestras felicitaciones. Sólo deciros que gracias por estar ahí y por vuestras muestras de afecto. Creo que os debía una foto del pequeño que tanto guerra a dado... aquí lo tenéis!