Querido
diario,
Aunque esperaba una pregunta comprometedora no esperaba
esa pregunta. Alguna vez había intentado sonsacarme, pero no tan directamente y menos en persona. Yo sabía perfectamente cuáles eran mis sentimientos por él, de eso no me cabía la menor duda, pero no tenía ninguna intención de hacérselos saber. No veía claro iniciar una relación en la distancia.
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Uff… – respondí –
pero… a que viene esa pregunta? Sabes que me caes bien, que estamos bien, nos reímos, nos apoyamos…
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No. No te he preguntado eso. Te he preguntado sobre lo que sientes hacia mí – Shamu estaba muy serio.
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Pues… ya te lo he dicho, estoy a gusto – respondí yo, aparentando tranquilidad.
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Esa no es respuesta – seguía insistiendo. Su semblante era instigador.
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Ya, pero es que no te puedo responder a la pregunta! - protesté
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Y porque no?? - Shamu seguía intimidándome
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Pues… porque no! Pero a qué viene eso ahora? No lo entiendo!
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No? Pues viene a cuento de que no sé lo que sientes y creo que merezco saberlo. Que te caigo bien? Lo sé. Llevamos muchos años juntos y eso no es nuevo. Que estas bien conmigo? También lo sé. Pero eso no me responde a mi pregunta. Te pregunto sobre lo que sentimientos, sobre las emociones que tienes conmigo, los efectos que te causo, lo que sientes mí, por lo que soy yo para ti, lo que represento.
Con esa frase tan directa, tan explícita, me empecé a descomponer por dentro de los nervios. Tenía que cortar esa conversación de alguna manera.
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Y eso que importa ahora??? Ya te he dicho que no quiero seguir con esta relación así que toma la lectura que creas oportuna - respondí desafiante. Me estaba presionando y no me gustaba el tono de su voz.
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Pues vale. Me parece estupendo que no quieras seguir. Pero te digo que yo no me lo creo, por eso te pregunto por lo que sientes – dijo él
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Que no te crees el que? - pregunté haciendo tiempo
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Que no me creo que no quieras seguir viéndome, ni quieras estar conmigo. Lo que creo es que tienes miedo, Thais. – respondió categórico.
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Miedo yo? De qué? de ti? Venga ya, no me hagas reír. No tengo miedo de nada y menos de tí– contesté toda chula
Shamu se estaba metiendo en terreno pantanoso conmigo. Como buena Tauro, soy muy tranquila y pacífica, pero si me tocan los cuernos, con toda seguridad daré una embestida.
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Sí lo tienes. Estás cagada de miedo. – contestó Shamu retador
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No lo tengo.
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Sí.
- No.
- Sí.
- Que no!
- Tienes miedo de mí y de lo que sientes – dijo él.
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De ti? Ja! Más quisieras!. No me das ningún tipo de miedo.
Me levanté del banco, con energía. No estaba dispuesta a seguir esa conversación así que unilateralmente había decidido que la visita al jardín debía continuar.
En cuanto hay algo que no me gusta Shamu sabía que mi primera reacción siempre es huir, así que al ver que yo iba a emprender la fuga se levantó del banco con rapidez, y en su afán de no dar por terminada la conversación, se interpuso en mi camino.
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No. No te vas a ir. Estamos hablando – me dijo serio.
Me giré para mi derecha, con intención de esquivarle y proseguir andando. No pensaba dar mi brazo a torcer y ni de coña iba a contestar lo que sentía. Tenía un enorme árbol detrás y Shamu estiró su brazo contra el tronco, impidiéndome pasar. Enfrente de mí estaba él, a la izquierda el banco y a la derecha su brazo. Estaba acorralada.
Tragué saliva y le miré irritada. No me gusta que me hagan frente de esa manera. Me sentía amenazada y me estaba soliviantando.
Estábamos frente a frente y me miró directamente a los ojos. Esos malditos y hechizantes ojos de pestañas rizadas.
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No. Thais. Esta vez no te vas a ir. Quiero que hablemos y saquemos algo en claro.
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Yo no quiero hablar – respondí enfadada.
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Dime lo que sientes.
- Ya te lo he dicho!!
- Dime lo que sientes.
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Déjame tranquila ya, no??? – Me sulfuraba por momentos.
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Pues dímelo.
- Shamu. No voy a hablar, vale?? Me caes bien, eres simpático, agradable, y estoy a gusto contigo. Y ya está….!!
Me agaché un poco con intención de escurrirme por debajo de su brazo pero él lo bajó para evitarlo. Me incliné aún más para escabullirme. Shamu inclinó su cuerpo hacia adelante y me agarró con sus manos de los dos brazos obligándome a retroceder hacia el árbol. Forcejeé para escapar pero él tenía más fuerza y no podía soltarme. Me tenía atrapada con su cuerpo agarrada de las muñecas. Si bien no me hacía daño, era imposible soltarme.
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Thais… estate quieta o te harás daño… - me dijo con toda la calma y parsimonia del mundo. Como el que dice “
Hoy sale el sol”
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Suéltame - le dije yo, mientras movía las manos. Estaba rabiosa y jadeaba del propio esfuerzo y de la ira que sentía al ver que no podía hacer nada para irme. Además, Shamu estaba demasiado cerca de mí. Peligrosamente cerca. Estaba sereno, tranquilo y eso me enervaba aún más.
Dejé de revolver las manos con idea de dejar que él se confiara y escurrirme en cuanto aflojara. Fingí que me calmaba e intenté que creyera que se me había pasado el furor, pero tras mi nuevo intento de fuga lo único que conseguí fue que aproximara su cuerpo al mío aún más.
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Thais… estate quieta - musitó
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Déjame ir – dije yo impaciente.
Sentía sus manos en mis muñecas, hercúleas , su cuerpo estaba completamente pegado a mí y podía sentir su calor como cable que electrificaba mi piel. Yo respiraba fatigosamente y lo último que me faltaba era saberle tan cerca para que me escaseara aún más el aire.
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Por favor… suéltame ya. Quiero ir a ver el invernadero… – dije suplicante
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No - contesto –
esta vez no vas a huir. Vas a contestarme. Qué sientes por mi?
Tragué saliva. Si le contestaba la verdad, malo, no me dejaría marchar y yo no quería una relación así, y si le mentía corría el riesgo de herirle y perderle para siempre.
Shamu acercó aún más su cara y me clavó la mirada. No puedo con esa mirada… Aunque él estaba templado, sin aparente nerviosismo, sentía como inhalaba y exhalaba a pocos centímetros de mi cara. Mi pulso estaba acelerado al igual que mi respiración, sentía el pálpito de mi corazón, ya no sólo por la fatiga del esfuerzo de liberarme, sino por la sacudida de emociones que recorría mi cuerpo al notar sus piernas, sus brazos y cuerpo contra el mío. El tacto de su piel a través de nuestras ropas era un verdadero suplicio y lo único que deseaba era que terminara cuanto antes esa tortura.
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Ya te lo he dicho - respondí testaruda.
Acercó aún más su cara y mirándome a los ojos, a pocos centímetros de mis labios… susurró..
-
Thais…qué… sientes…
Mi corazón se diparó aún más, dios mio, sólo quería que me besara…mi respiración se agitó aún más y en mi cuerpo noté como se erizaba la piel en todos sus poros. De nuevo tragué saliva con la intención de disipar todas esas mortificantes sensaciones…
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Nada… - respondí obstinada
Dirigió sus ojos a mi boca…
-
Nada? – dijo él divertido. Sus ojos y su mirada auguraban que algo tramaba y que no me iba a gustar.
Callé y volví a tragar saliva.
Por favor…que pare ya… vibraba de emoción, de angustia, de deseo…
Shamu se acercó mis labios…y a escasos milímetros…(milímetros!!) casi rozándolos…murmuró…
-
…Thais…
-
…que… - respondí agitada…me iba a dar una taquicardia ahí mismo!
-
…dime que sientes…
Sentía que si abría la boca en ese preciso instante le besaría. Sentía que le amaba. Sentía el deseo recorriendo mis venas. No me atrevía a mover un solo músculo de mi cuerpo, ni un solo pelo! Me iba a morir ahí mismo de la desesperación!
-
Por favor… Shamu… - le rogué con un hilo de voz. Sus labios rozaron muy levemente los míos.
-
…dilo…
-
…no…yo….nada…. – Cerré los ojos esperando un beso que no llegó. No podía mas...Mi respiración y mi agitación eran claramente palpables. Él era muy consciente del efecto que estaba causando en mi. Lo sabía perfectamente.
Sonrió. El muy cretino sonrió por la decepción que vió en mi rostro al no haberme dado ese ansiado beso. Estaba tan increíblemente cerca que estaba aturdida por su olor y por el deseo que sentía por él. Creí que me iba a dar un patatús pero él… sonrió.
Shamu se inclinó y volvió a depositar sus labios sobre los míos, muy levemente, cosquilleando, los arrastró y resiguió mi mejilla con ellos hasta llegar a mi oído donde susurró…
-
No…me creo…nada.
Me soltó las manos, dio un paso atrás y se separó de mí. Empezó a andar mientras sonreía y con una patente burla y socarronería en su voz pregunto:
-
Creo que por ahí está el invernadero. Continuamos el paseo?
"Las cosas no se le dan al que las merece más, sino al que sabe pedirlas con insistencia"