Querido
diario,
Tengo poco que contar. Mejor dicho, podría contar muchas cosas negativas de mi semana en Barcelona pero creo que no me voy a molestar en recordarlas ni en plasmarla en un diario para que, cuanto antes, pasen al rincón del subconsciente. Lo mejor es quedarme con los buenos momentos, son esos los que quiero recordar.
Hoy he tenido uno precioso. Tras 6 días aquí, hoy a las siete de la tarde, por fin nos hemos podido escapar Shamu y yo solitos un par de horas. Hemos decidido ir a dar un paseo por la Colonia Güell, un complejo de curiosos edificios modernistas. Me ha gustado mucho, ya no por los detalles en las cornisas de las casas, iglesias y pisos, sino por la tranquilidad del sitio. Me apetecía mucho estar a solas y arreglar el mundo con Shamu, después de esta semana de nula intimidad. Nos hemos sentado en un muro de piedra a contemplar la inacabada cripta construida por Gaudí, con su vidrieras y sus estrambóticos detalles modernistas. Luego hemos paseado por los cerros de pinares que hay alrededor. Se estaba de fábula ya que corría una ligera brisa y apenas había gente. Habíamos estado antes, pero con sus hermanos y para variar, deprisa y corriendo. Hoy nos ha parecido mucho más bonito, apacible, acogedor y desde luego, pintoresco.
Después nos hemos acercado a la playa de Gavá. No había estado nunca pero no está mal. Yo estoy acostumbrada al paisaje de la Costa Brava, con su abrupta naturaleza y sus acantilados. Las playas no suelen ser demasiado grandes y la mayoría tienen arena con piedrecillas gordas. Sin embargo, esta playa es laaaaarga larga larga y con la arena muy finita agradable al tacto. Enseguida nos hemos descalzado y nos hemos puesto a pasear por la arena, pero... rápidamente hemos decidido recorrer la playa por la orilla del mar, mojándonos los pies. Ha sido muy agradable pasear así, charlando, jugando a no mojarnos la ropa con el agua. Eran las 8 de la tarde y casi no había gente en la playa.
Shamu se "enfadaba" conmigo pues cogía palos y dibujaba su nombre con corazoncitos y palabras en la orilla del mar, jugándo a que el mar con su vaivén de las olas, las borrara. Le escribía "Te quiero" , "Guapo", "Feo", "Followme" y tonterías así. Es muy pudoroso y le daba vergüenza que la poca gente que había leyera las cosas que yo le escribía sobre la arena. Y a mi me divierte ponerle en apuros. En cuanto yo escribía algo, venía corriendo con sus descalzos pies de hobbit a pisotearme mi obra de arte antes de que apareciera una ola para borrarlo. Hemos terminado con la ropa un poco mojada de jugar con el agua, recoger piedras y escribirnos mensajes en la arena de la orilla del mar, pero ha sido un momento feliz.
De hecho, mientras andábamos cogidos de la mano, Shamu me decía...
- Thais, cariño, te das cuenta de que este ha sido nuestro único momento verdaderamente de vacaciones que hemos tenido?
- Pues sí, menuda semana de locos. Necesitaremos vacaciones para descansar de las vacaciones.... - contestaba yo.
- Y te das cuenta de que, con los monstruitos de tus sobris, probablemente sea el único momento de vacaciones que tendremos?
Nos hemos reído al saber que con mis peques va a ser verdad. Sin embargo, no nos preocupa en exceso. Sabemos que los momentos de felicidad se presentan de múltiples maneras y estamos seguros de que, incluso con monstruitos o probablemente debido a ellos, la semana que viene viviremos unos cuantos.
"Para ser feliz sólo es necesario disfrutar de la vida y no dar importancia a los pequeños problemas que en ella te puedas encontrar"