Los efectos secundarios de ritodrina están relacionados con su actividad betamimética, observándose principalmente, con la administración intravenosa. No obstante, se controlan habitualmente ajustando la
dosis.
Puede incrementarse la frecuencia cardíaca materna y fetal, por lo que se recomienda realizar un estrecho control. La taquicardia desaparece poco después de la reducción o discontinuación de la infusión. Deberá
evitarse una frecuencia cardíaca superior a 140 latidos por minuto en pacientes sanas. Se deberá evitar la aparición de hipotensión siguiendo el esquema de dosificación recomendado y manteniendo a la paciente
en decúbito lateral izquierdo.
Ocasionalmente, se ha descrito la aparición de edema pulmonar materno, en algunos casos con resultado mortal (ver precauciones).
Otras complicaciones que se han observado en pacientes tratadas con ritodrina son: temblor, náuseas, vómitos, cefalea o eritema (en el 10-15 % de pacientes), nerviosismo, agitación, inquietud, trastorno emocional, ansiedad o malestar general (en el 10-15 % de pacientes).
Ocasionalmente (en menos del 3 % de pacientes), la aparición de síntomas cardíacos tales como dolor u opresión en el pecho con o sin ECG anormal y arritmias cardíacas. Raramente se ha observado deterioro de la función hepática (ej: aumento de los niveles de transaminasas y hepatitis) con el uso de ritodrina u otros betasimpaticomiméticos.
La mayoría de los signos y síntomas adversos son reversibles cuando se interrumpe el tratamiento.
Fuente: prospecto del medicamento proporcionado por el centro de información de medicamentos de la AEMPS.