Estoy de acuerdo con Angie. Nuestras madres y abuelas antes nos ponían azúcar e incluso leche condensada (ésta era mi suegra) en los chupetes para que nos quedásemos tranquilos, pero no es nada sano para el pequeñajo. Si quiere el chupete ya lo cogerá y, si no, se chupará los dedos o lo que más le apetezca. Yo no soy partidaria de ese tipo de cosas