Perdóname mi pequeño, por haberte querido traer a un mundo que era demasiado mezquino para ti, un mundo donde a veces el dolor no nos deja ver que las cosas que realmente importan, no siempre se pueden tocar con las manos.
Perdóname si he sido egoísta por querer tenerte en mis brazos. Yo no sabía que el amor de verdad, es algo mucho más grande que eso. Te lo debo a ti, porque aunque ya nunca podré arrullarte pequeño, lo que me une a ti supera ahora cualquier barrera física.
Tienes que saber que no estás solo, que te quiero y te querré siempre, estés donde estés, brillas hijo mío con luz propia. Sé que esa luz guiará mi camino.
Sé fuerte y yo lo seré.