Sonya, en eso me identifico contigo. Yo también estoy fuera de mi ciudad, me casé y me vine con mi marido a su tierra porque en aquel momento las posibilidades de trabajo y progreso eran muy buenas.

Dejé a mi familia, a mis amigos, y poco a poco me he tenido que ir haciendo mi vida aquí. Es cierto que cuando una persona tiene unos hábitos de vida adquiridos, cuesta habituarse al cambio,pero de todo se saca parte positiva,y surgen nuevas amistades, te encuentras con gente maravillosa por elcamino, aunque lo peor que llevo es tener a mi familia lejos.

No sabes como me encantaría poder compartir las pequeñas cosas, lo cotidiano,con mi madre. Echo de menos un café, una visita relámpago a casa de tus padres porque....simplemente pasabas por allí, quedar con ella para dar un paseo o ir de compras.

Muchas veces esto me entristece bastante, ese anhelo lo llevo regulín, y solo me queda el teléfono y hasta me da penica cuando tengo que colgar, y eso que hablamos casi todos los días.


A los amigos aunque nos vemos poco, nos encontramos en ocasiones especiales y se hace muy agradable compartir esos momentos. Además ya cada uno tenemos nuestra vida, no es como antes de solteros que
andábamos siempre para arriba y para abajo, muchos tienen críos y otros les está por llegar.

En fin... la vida misma.
