Mi hijo mayor se llama Daniel y el recién nacido, David. Me gustan los nombres bíblicos porque nunca pasan de moda y suelen ser nombres muy internacionales. Además, mi familia es cosmopolita y repartida por medio mundo entre EEUU, Australia, UK, España... no sé si mis hijos acabarán viviendo en España o en algún otro país, por eso quería nombres internacionales que se escriban igual y sean fáciles para pronunciar tanto en español como en inglés.
En este segundo embarazo tenía tres nombres en la recámara por si salía una niña:
Olivia, Carolina e Iris. Pero al final fue David