La sensibilidad de los pechos, un síntoma del embarazo
Los pechos sensibles son, para muchas mujeres, uno de los primeros síntomas de embarazo, sin embargo, muchas otras lo perciben como algo normal, ya que estos mismos cambios ocurren (en igual o menor medida), durante el síndrome premenstrual.
Causas de la sensibilidad en los pechos
El gran cambio hormonal que se produce en todo el cuerpo, el aumento del flujo sanguíneo y los pequeños cambios que comienzan a producirse en las mamas hacen que se vuelvan extremadamente sensibles al tacto, incluso muchas mujeres los sienten más pesados, adoloridos y con un ligero hormigueo. Estas molestias, en ocasiones desagradables, se dan en las primeras semanas de gestación y empiezan a desaparecer luego de los tres meses, aunque eso no significa que tus senos estarán tranquilos. Luego de los dos meses de embarazo, es el momento en que comienzan a crecer y puedes sentir comezón en la zona debido al estiramiento de la piel. Por este motivo los senos son una zona propensa para la aparición de estrías, para lo cual será necesario alimentar e hidratar la piel de los pechos con cremas ricas en vitamina A para evitar su aparición.
La aplicación de esta crema a diario luego del baño de manera frecuente ayuda a su prevención. También es normal que los pezones se vuelvan oscuros, igual que otras zonas del cuerpo como los genitales y los muslos. Esto se debe al aumento de melanina, pero en los pezones, además, se dice que el cambio de color tiene por función “ayudar” al bebé a encontrarlo, ya que los recién nacidos no ven bien durante sus primeras semanas. Los pequeños bultos que componen las areolas se vuelven más grandes y sensibles durante el embarazo, ya que comienzan una lenta preparación para la lactancia. Estos abultamientos son glándulas encargadas de la producción de un líquido de consistencia aceitosa cuya función es mantener los pezones limpios y suaves.
El calostro
La segregación de una sustancia amarillenta es muy normal durante los últimos meses de gestación. Este líquido es el calostro y se comienza a producir desde el tercer mes de embarazo aproximadamente. Será el primer alimento que recibirá el bebé y posee numerosos anticuerpos que lo protegerán, por eso es muy valioso que puedas amamantarlo durante las primeras horas de vida.
Cuidado de los pechos
Si bien no es estrictamente necesario dar un cuidado especial a los senos durante el embarazo, utilizar cremas especiales y masajearlos suavemente pueden ayudarte a sobrellevar las molestias, también los paños tibios sobre la zona son sumamente útiles cuando el dolor es intenso. La exposición al sol ayuda a endurecer la piel y ayuda al que el futuro bebé no la lesione cuando amamanta. Debes evitar el jabón de tocador común porque, debido a su composición, puede secar la zona y llevar a la aparición de grietas. Utiliza jabones neutros o simplemente límpialos suavemente con agua.
En realidad no es necesario un cuidado especial pero sí una preparación especial para los pezones, teniendo en cuenta el futuro amamantamiento y pensando en la presión que ejercitará el bebé al intentar mamar, durante el baño diario es recomendable cepillar suavemente los pezones con el cepillo dental, obviamente que esto causará molestias pero se debes pensar que el bebé causará mayores dolores si no lo preparas. Por supuesto que para que los pezones no se dañen es necesario aprender a amamantar colocando la areola entera dentro de la boca del bebé y dejar que mame sin retirarle el pecho. Utilizar un buen sostén es fundamental. Durante el embarazo es posible que se aumenten una o dos tallas, o quizá más, por eso es sumamente importante comprar el sostén adecuado. Evita las telas sintéticas, las costuras a la altura de los pezones y las tiras finas que se claven en tus hombros. Los deportivos son una excelente elección, ya que proveen un buen soporte para el busto y la espalda, y suelen ser muy cómodos.