Está demostrado que los colores que rodean a los bebés no sólo influyen en su estado de ánimo, sino que además afectan a su comportamiento. ¿Sabes cuáles son los más beneficiosos?
Si los colores pueden hacer que nos sintamos tristes o alegres, nerviosos o relajados, cómo no van a influir en el estado de ánimo de los bebés, que son mucho más vulnerables que nosotros. Por eso es tan importante tenerlos en cuenta al decorar su cuarto y al vestirlos.
En su habitación
Lo más aconsejable es pintar su dormitorio en tonos suaves, que incitan a la relajación, en vez de usar colores intensos y chillones, que sobreexcitan. Si su habitación es muy luminosa, elige para decorarla tonos azules y verdes, que tienen efecto calmante, para contrarrestar la tendencia a la acción que produce la luz del sol.
Por el contrario, si es oscuro, decóralo en tonos cálidos, como el naranja, el rosa y el salmón, que incitan a la actividad. Puedes incluir algún detalle en rojo, que es otro color que anima a los pequeños a moverse, pero sin abusar de él, ya que puede ponerle nervioso.
En cualquier caso, coloca algún elemento importante de color amarillo (la colcha de la cuna, la alfombra...), ya que es uno de los tonos que más favorecen la concentración. Y evita tanto la excesiva variedad de colores (que descentra y altera) como la monocromía (que aburre y entristece).
Para su ropa
En cuanto a la ropa, sigue las mismas pautas que para decorar su cuarto: cuando tu hijo se despierte por la mañana, vístele con prendas de colores que inciten al movimiento (ya sabes que son el naranja, el rosa, el rojo y el salmón) y cuando quieras que se relaje, vístele con tonos azules o verdes.
El blanco es un color muy adecuado para los pequeños, a pesar de que se ensucia muy fácilmente, porque produce bienestar e incita a la alegría. El marrón y el azul oscuro suelen producir apatía, pero son muy elegantes. Puedes utilizarlos para vestir a tu hijo siempre y cuando combines unas prendas marrones o azul marino con otras de colores más ?animosos?, como el rojo o el naranja. Así, además de guapo, se sentirá contento.
Pónselo fácil
Hay colores que animan a los niños a comer con más ganas, a dormir más tranquilos e incluso a ser más obedientes. Toma nota: Si tu hijo está inapetente... Cubre la mesa con un mantel de color rojo (este tono aumenta el apetito) y procura que la luz que llegue a su plato sea natural: cualquier otra puede modificar el color de la comida y hacer que ésta le parezca menos apetitosa y atractiva.
Si le cuesta conciliar el sueño... Viste su cuna con sábanas de colores suaves y deja encendido un punto de luz azulada. Se dormirá antes. Si no quieres que entre en la cocina o salga a la terraza... Pon una tira ancha de cartulina amarilla en el suelo. Así le costará más saltarse tu prohibición, porque el amarillo es el color que más tarda en desaparecer de la retina.