Leyéndoos me siento una privilegiada, de verdad.
Ayer se lo dijimos a mis padres. Lo solté antes de sentarnos a comer (o lo hacía así o no comíamos ninguno de los dos) y ante la sorpresa general mi madre se echó a reír y a mi padre le cogió una llorera que nos desarmó a todos. Cuando se recuperó lo primero que me dijo fue que se pedía la exclusiva para malcriarlo. Mi abuelo no se enteró hasta que mi marido se lo repitió y bueno, fue genial. Todo el mundo encantado. ¡¡Por fin un bebé en la familia!!
Respecto a mi marido es él quien tiene antojos y quien está sensiblón perdido. No pierde oportunidad para hablarle a mi tripa, de darle los buenos días o las buenas noches. Así que todo va genial. Lo dicho, que soy una privilegiada