(CONTINUACIÓN)
Llegamos a Esles y como bien predijo Shamu, tardamos poco en visitarlo. Era un pueblo muy pequeñito rodeado de verdes praderas y valles, como todos los de la zona.
Las calles eran pequeñas y las casas de piedra, señoriales y elegantes a la vez que rurales. Observábamos las casas opinando sobre ellas y sobre el gusto de sus habitantes. Me gustó el pueblo. Tardamos algo más de 10 minutos en recorrerlo pues nos entreteníamos con cualquier detalle de las casas. Me resultó una grata sorpresa los conocimientos relativos a la arquitectura que tenía Shamu. A mí se me da fatal la historia. De hecho, siempre tuve profesores malísimos que jamás hicieron que me sintiera atraída por este campo. Soy bastante ignorante y me llamó mucho la atención lo que contaba Shamu sobre el tipo de casas y sus construcciones. Era agradable oírle, con qué fascinación hablaba y relataba las historias o establecía las diferencias entre uno u otro porticón, escudo en la pared o tipo de arco.
Encima, inteligente…
Un río atravesaba el pueblecito y me detuve en una barandilla a observar a unos patos que chapoteaban en él. El paisaje era maravilloso, el sonido relajante. En el fondo y a pesar de cómo estaban las cosas entre los dos, estaba siendo un paseo agradable entre dos simples amigos.
Thais, nada tienes hoy que temer. Todo controlado, ves?. Lo de ayer no tuvo que suceder, no tuviste que intentar nada con él. Mira hoy. Siquiera una mirada que te altere. Y lo de la cama, plim! Olvidado, vale?
Mientras admiraba las vistas y disfrutaba del paisaje que tenía delante, noté un soplo de aire caliente en mi nuca y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Shamu se había puesto justo detrás de mi espalda, atrapándome con sus manos. Dios….!!! Cerré los ojos a sabiendas que no me veía…
Shamu, no hagas eso… por favor…. sal de ahí detrás…. Me mareaba su olor, el calor de su cuerpo en mi espalda, se me erizaba el vello de los brazos, del cuerpo, de mi nuca…
-
Qué chulo, verdad? - dijo él.
Yo no podía ni formular palabra. Cerraba los ojos esperando que algo sucediera, que se apartara de una vez, que se alejara… o que me girara y me besara…
-
Thais… - susurró Shamu a mi oído.
Eso era una tortura… estaba tan cerca…mi corazón bombeaba a cien por hora y me costaba respirar
…por favor, aléjate…vete ya… vete ya…no puedo soportarlo más…
-
Que… - respondí con un hilo de voz mirando a los patos, sin atreverme a girarme o a desplazar un solo pelo de mi cabeza. Estaba peligrosamente cerca de mí, cuerpo a cuerpo. Notaba perfectamente su aliento cálido en mi cuello…Era insoportable!
-
Esto me recuerda al Parque del Retiro, al Palacio de Cristal… - dijo en voz baja.
Diosssssssssssssssssssssssssssssssss!!!!!!!!!!!!!! !!!!! ¿¿¿¿¿¿Porqué tuvo que recordarme eso???????? Dios, dios, dios….no…. ¿Cómo voy a olvidarlo? ¿Cómo voy a olvidar el beso que le dí en el parque? ¿Esa sensación de desesperación? ¿cómo me estremeció?
Cerré los ojos de nuevo a sabiendas que no veía mi cara, aunque no estaba completamente segura de ello pues el aliento en mi cuello me hacía pensar que su boca estaba más cerca de lo que yo creía. Me pareció percibir el aire cálido que exhalaba y su nariz en mi cuello… pero es que no osaba girarme para comprobarlo. Me sentía paralizada por las emociones, por su presencia en mi espalda, por sus palabras sobre el Palacio de Cristal y por el miedo a un nuevo rechazo.
-
Mmm... me gusta el olor de tu pelo… - dijo Shamu
Sí, está ahí. Dios… dios…. que hago…
No me podía pasar el día ahí mirando el río y los patos eternamente. Así que decidí poner fin a ese tormento. Shamu y yo éramos amigos, por mucho que yo quisiera ver algo más en sus palabras o en sus actos. Eso era de lo que debía convencerme. En sus palabras no había nada, en sus gestos, tampoco, debía cambiar mi perspectiva con él de una vez por todas. Me giré pensando que él se retiraría y proseguiríamos el paseo por el pueblo. Pero no. Shamu no se apartó. Se quedó enfrente de mí, con su mirada fija en mi rostro. De nuevo fui presa del magnetismo de sus ojos, de su inevitable poder de atracción. Ambos enmudecimos. Shamu, titubeante, vacilando, levantó su mano y la acercó a mi cara. Estábamos demasiado próximos. Mis ojos estaban fijos en sus Yo sus carnosos labios, anhelándolos, deseándolos, ambicionando su caricia, pero... me espantaba un nuevo rechazo. Creí notar que sus ojos se posaban en mis labios…¿sería impresión mía? ¿Tal vez…me besaría?
-
Tienes… ahí… una pestaña… - dijo susurrándome en un suave y tierno tono de voz.
-
Yo…er… - no me salían las palabras. Mi garganta estaba seca y apenas podía pensar. Lo único que quería era que me besara. Que me besara de una santa vez y cesara esa tortura, el martirio de sentir su aliento en mi rostro, el olor a su aftershave, a hombre...
por favor, que acabe esto…. Se me erizaba el vello en la piel y un escalofrío recorría mi espalda. No podía creer lo que iba a suceder.
Dios… esto no me está pasando a mí…
Shamu alzó su mano y la posó en mi cara, me acarició la mejilla con su pulgar, luego, como sin intención, acarició mis labios… Cerré los ojos de pura emoción, de miedo, de alegría, tristeza… amor…Mi corazón estaba desbocado, latía apresuradamente, sentía que en cualquier momento se saldría de mi pecho, la garganta seca, me flaqueaban las piernas. Ese beso era inminente y lo deseaba como a nada en el mundo.
Por favor, Dios, por favor… que me bese…
-
...ya...Fuera la pestaña... – musitó en voz baja y algo agitado.
Abrí los ojos y observé la nuez en la garganta de Shamu retroceder, tragó saliva. No sé que pudo pasar en ese momento por su cabeza, realmente no lo sé, pero… si bien creí que quería besarme...se apartó. Shamu se retiró de mi lado. Se alejó… y no hubo beso.
-
Deberíamos pensar en ir a ver el hayedo. Se nos hará tarde para ir a casa y comer. - dijo con temple dejándome a sus espaldas.
No…no….otra vez… no….Dios mío, porqué? Porque me haces esto?? Porque, porque, porqué…
Cerré los ojos. Esto es surrealista. ¿De verdad todo es cosa mía? ¿De verdad estoy tan enamorada de él que veo fantasmas a todas horas?
Madre mía, estoy mentalmente enferma, esto roza el fanatismo excesivo, la obsesión…ufff…!
Sentía ganas de llorar, pero no podía hacerlo delante de él sin darle una explicación coherente. Lo cierto es que estaba rabiosa conmigo misma por mi ceguera.
Thais, cuando aprenderás, cuando aprenderás…¿es que aún no te has enterado?? NO TE QUIERE!! ESTÁ ENAMORADO DE COMETA!!!! Pareces IMBÉCIL!!
Shamu seguía avanzando mientras yo aún procesaba mi última fantasía desinflada. Nos dirigíamos hacia el hayedo. Después de lo sucedido en la barandilla del río, no tenía ni pizca de ganas de darle conversación. Seguía ensimismada en mis pensamientos y nada bueno había en mi cabeza. Estaba enfadada conmigo, por haber picado de nuevo, por haberme vuelto a hacer ilusiones con Shamu y haberme decepcionado. Soy demasiado terca y a veces no veo la verdad y la evidencia aunque me esté dando en los mismos morros. ¿A qué estaba esperando para aceptar que mi batalla con Shamu estaba perdida?
Un timbre llamó nuestra atención: un teléfono sonaba.
Shamu buscó entre sus bolsillos su teléfono móvil, el timbre provenía de ahí. Le miré mientras sacaba su móvil. Durante unos segundos observó la pantalla y me miró. Pulsó una tecla y canceló la llamada, sin contestar.
-
Mmmm… luego llamo yo. - dijo hablando para sí mismo.
¿Quién sería? ¿Cometa? ¿Por eso no quería hablar delante de mí? ¿Era eso? ¿quería una llamada en privado y ahí no había donde esconderse?
-
Propaganda? – insistí yo.
-
No, pero prefiero atender más tarde esta llamada, con calma.
Vamos, cuando no esté yo delante…
-
Es bonito esto, no? – dijo claramente cambiando de tema.
Está claro que no quiere hablar de esa llamada…Tiene que ser Cometa por cojones. O tal vez Akira?
-
Sí, no está mal – respondí mohina. Estaba bastante molesta con él. O conmigo, aún no lo sabía. Pero me sentía enfadada y no tenía ganas de hablar.
Shamu tampoco parecía con demasiadas ganas de conversar, supongo que por la llamada de Cometa. Me imaginé que estaría pensando en ella y que ese paseo con ella sería muy distinto. Estaba segura de que si bien su cuerpo estaba ahí, conmigo, en ese hayedo de Esles, su cabeza estaba con ella. Tal vez él estaba serio conmigo por no poder estar ahí con ella.
Que se joda! Yo tampoco quiero estar aquí con él y me aguanto.
Mientras andaba, pensaba que aún nos quedaban dos días y medio para volver a casa. No sabía cómo iba a aguantar hasta el martes a su lado. Dado que no había nada que hacer con Shamu, me estaba planteando adelantar mi marcha, pero no sabía muy bien como plantearlo. Bueno, eso, y que era tan rematadamente estúpida como para que a pesar de todos las desilusiones que había sufrido con Shamu, aún no había perdido las esperanzas de tener algo juntos.