Pues yo... llegué por casualidad al poco de inaugurar tu diario. Tomé asiento y ya no me levanté.
Jamás había leído diarios. Ni mucho menos los había seguido con entusiasmo.
Sin embargo, ya ves... Aquí estoy. Noche tras noche. Te has convertido en otra de mis costumbres nocturnas, como revisar mi correo o lavarme los dientes..
En estas intempestivas horas en que se apaga el mundo, la peque duerme, y el silencio es mi mejor aliado, me sumergo en tus letras y creéme, es un placer.
Por eso y por todo el tiempo que inviertes en ello las gracias te las doy a ti,
Gracias guapa