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Respuesta: Es de valientes reir cuando el corazón llora
Querido Diario,
No me convencía nada las palabras de Shamu pero no creí que fuera el momento oportuno de replicarle o persuadirle de nada. Tenía la cabeza hecha un torbellino de pensamientos. El hecho de encontrarme en Santander a solas con él me había descolocado del todo, era lo último que me hubiera imaginado! Realmente no sabía que esperar de ese fin de semana. Debía estar contenta por estar juntos? Triste porque ya no me quería? Desconocía por completo cuál sería el sentimiento predominante. Lo que sí sabía es que tenía un nudo enorme en el estómago por los nervios, la sorpresa, el miedo, la ansiedad, la alegría…uffff. Tenía que hacer esfuerzos sobrehumanos por disimular esa tormenta de sensaciones y emociones que me provocaba.
- Será ese coche? – dijo Shamu mirando a un vehículo que se acercaba lentamente.
- Cómo has quedado con la dueña? – pregunté
- Me dijo que tenía que venir a Santander y dijo que podría recogernos para llevarnos a la casa. Sólo sé que se llama Mª José y que el coche es blanco. Se supone que me hará una llamada perdida cuando llegue a la parada de taxis, para que nos preparemos y sepamos quien es, pero no sé nada más.
- Y te ha llamado ya?
- Pues no – dijo Shamu volviendo a mirar el teléfono - de momento aún no tengo nada y ese coche ha pasado de largo.
- Bueno, pues esperemos y ya vendrá, no? – respondí.
- Jejeje, anda que si no viene y nos quedamos tirados aquí en Santander por la noche… - bromeó Shamu. Si bien yo intentaba disimular al máximo mi turbación, él parecía contento.
- Bueno, aquí no tendríamos problema en encontrar hotel… - contesté. A veces me pregunto de dónde saco yo esas respuestas que de tan evidentes son estúpidas cuando estoy inquieta.
- Pues no, la verdad, en Santander capital, lo dudo! – dijo Shamu.
- No tiene mala pinta la ciudad, verdad? Al menos lo poco que he visto desde el bus. – dije para hablar sobre algo.
- Pues no, a ver si sacamos tiempo para visitarla, te apetecería? – contestó él.
- Claro, no la conozco y me gustaría. Se supone que venimos de turismo!
- Por cierto, cómo lo vamos a hacer para la comida? En la casa no habrá nada, no? No se suponía que se encargaban Akira y Xiku de eso? – le pregunté.
- Uff…sí…se encargaban ellos. Mierda…! Ni me acordaba…Joder, joder, joder…podía haber ido a comprar algo mientras esperaba que llegara tu bus!! – respondió visiblemente contrariado.
- Pues yo sólo llevo infusiones. Y me da que con eso no cenamos…
- Uhmmm… pues… no...
Primera contrariedad: ambos caimos en la cuenta de que íbamos a una casa rural pero no teníamos comida siquiera para la cena!
Mmmm… no soy yo de quedarme esperando a que la solución venga a mi.. Así que miré a mi alrededor…
- Mira!! Ahí hay una tiendecita y aún está abierta!!! Espérame aquí y vigila mi maleta. No te muevas!! – apenas le dí tiempo de réplica y salí escopeteada hacia el comercio, esperanzada.
Rápidamente entré en la tienda que claramente estaba cerrando. Pedí disculpas por la hora y le dije que necesitaba algo para cenar y que me hicieran el favor de vendérmelo. Fueron muy amables y me dejaron pasar. A toda prisa compré un paquete de spaghetti, tomate, atún, ajo, aceite, cebolla, leche, pan, zumo y magdalenas. Al menos con eso podríamos comer algo por la noche y desayunar. Salí andando más tranquila al saber que al menos ya teníamos algo que llevarnos al buche, pero dirigiéndome a la parada de taxis aún algo acelerada por la compra expres y por si había llegado la señora y la estaba haciendo esperar.
- Aún no ha llegado, no? – pregunté aliviada.
- No, todavía no. Qué traes? - dijo alargando la mano y cogiendo la bolsa.
- Uhm… me encanta la pasta, jejeje. Con atún estará bien. Supongo que habrá algún sitio cerca para hacer compra, que si no me veo a base de pasta hasta el martes!
- Pues si tú no lo sabes… a mi no me preguntes, que no sé ni a donde vamos! ¿no te han contado nada Akira y Xiku?
- Que va! Me llamó anoche a última hora, yo estaba acostado y todo. He telefoneado esta mañana a la señora para cancelar, pero cuando me ha dicho que me tenía que cobrar pues había perdido una reserva por nosotros, pues es cuando he decidido tirarlo todo para adelante. Pero te juro que no se ni que tiene ni que no tiene la casa. Casi ni donde está.
En ese momento se detuvo un coche blanco delante de nosotros y una mujer morena con un teléfono se apeó. Nos miró dudosa…
- Eres Akira? No, no, perdona, Shamurai?
- Sí! Soy yo! Mª Jesús?
- Sí, encantada! – dijo la mujer. Se acercó a Shamu y le dio dos besos. Tenía una mirada dulce y su tono de voz era muy agradable. Parecía simpática.
- Esta es Thais. – dijo Shamu presentándome.
Me incliné hacia ella y la saludé también con dos besos.
- Siento haber llegado tarde pero es que me he entretenido un poco más de la cuenta. No os podéis ni imaginar como está Santader con las obras! Normalmente suele estar bien, pero he pillado un par de sitios que me han obligado a dar mucha más vuelta de lo normal…!
- Nada, nada. – dije yo – nos ha venido muy bien pues no teníamos cena y hemos aprovechado para comprarla antes de llegar a la casa.
- Sí – dijo Shamu – se iban a encargar los otros dos chicos de la comida y nos ha pillado un poco out. Nos hemos acercado a esa tiendecita y hemos comprado cuatro cosas.
- Subís al coche? Hay unos 30 minutos más o menos hasta la cabaña. Sin tráfico no se tarda nada. No habéis traído comida? – preguntó Mª Jesús.
- Bueno, es que ha ido todo muy rápido – dijo Shamu - se iban a encargar las dos personas que al final no pueden venir y ha sido un poco faena para nosotros. Pero bueno, para hoy está resuelto, y para mañana…¿hay algo cerca para poder hacer algo de compra?
Mª Jesús se dirigió al maletero de su coche, abriéndolo. Shamu cogió las dos maletas y las llevó hacia la parte de atrás del coche. Yo cogí la compra y también la metí ahí.
- Mmm… a ver… cerca, cerca no, pero podéis ir andando… ya lo veréis. Hay un pueblecito pequeño y está a menos de un Km. Totero, no tendrá más de 100 habitantes. Hay un colmado donde podréis comprar lo que necesitéis mañana. Los sábados normalmente no abren, pero no os preocupéis por eso. Yo os diré donde es, tienen un timbre y os abrirán sin problema. Es lo que tiene la vida de los pueblos! Además, si queréis les puedo llamar por teléfono, para avisarles y así estáis más tranquilos.
Shamu dejó que yo me subiera en la parte de delante con Mª Jesús y él se subió en la parte de atrás del coche. Nos sorprendió un poco ese sistema de tienda, pero claro, siendo un pueblecito… nos podíamos esperar cualquier cosa.
- Conocéis esto? – preguntó Mª Jesus mientras conducía.
- No, no conocemos nada. - respondimos los dos
- No? No habéis estado nunca en el norte? Jo, pues anda que no os perdéis cosas! No es porque sea mi zona, pero hay sitios maravillosos!
- Que va, no conocemos nada, de hecho, no conocemos ni donde vamos! Se encargó de todo Akira y nosotros veníamos de paquete – dijo Shamu.
- No? Pues, veréis, todo esto son pequeñas barriadas de pueblos pequeños. Unos más y otros menos. Como está tan cerca de Santander la gente no prescinde de sus viviendas y las tiene en plan dormitorio por eso no se ha perdido la vida en los pueblitos, como en otras ciudades. El ayuntamiento es el de Santa María de Cayón, y está en el Valle del Pisueña, que es un afluente del rio Pas y bueno, ya lo veréis, verde, verde, es lo que más llama la atención a los que no sois de aquí. Es muy bonito.
- O sea, que está en plena naturaleza. Tiene buena pinta - dije yo.
- Al menos a mi me gusta! - dijo la dueña - Mañana cuando os levantéis, ya lo veréis. Si venís buscando descanso es perfecto, pues la casa está aislada y no hay ruidos. Lo único las gallinas, las vacas, pero no mucho más.
Mª Jesús nos fue contando un poco sobre el lugar donde íbamos a alojarnos los 5 días siguientes. Conducía por unos carreteras estrechas, sin mucho tráfico por no decir ninguno. Eran las diez de la noche y no parecía un sitio especialmente concurrido. Dejó la carretera para meterse en un pequeño camino de tierra por el que condujo unos pocos minutos hasta detener el coche. Paró el motor del coche pero no así las luces.
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