Respuesta: Es de valientes reir cuando el corazón llora
Por fin en casa, pensé al abrir la puerta. Me sentía cansado y era tarde… la 1:30 de la madrugada. No me tenía que haber quedado tanto rato con Cometa. Había sido un día intenso, largo. Demasiadas emociones. No me da miedo viajar en avión pero me agota el aeropuerto, los tiempo de espera… me parece pesado.
Me había sentado bien quedar con Cometa pero me había entretenido demasiado y mañana trabajaba. Es muy divertida y había logrado que se disiparan mis problemas con su alegría y sus rocambolescas historias. Me había podido desahogar un poco sobre Thais. No sé si he hecho bien en contarle lo nuestro, pero necesitaba hablar con alguien sobre el fin de semana y le ha tocado a ella. No sé si le cae muy bien, diría que no, pero ya a estas alturas da igual.
Ha sido un fin de semana muy intenso, demasiado. Cuando decidí tomar el avión no imaginaba esto. Creí que le gustaba. Desde el beso del sauce ella no se comportaba igual que antes conmigo, aunque no quisiera salir conmigo era mucho más cariñosa. Pensaba que habíamos iniciado algo, aunque ella lo negara. Sé que le asusta tener una relación a distancia, pero no hasta el punto de abandonarse y negarse rotundamente a ello. No pensé que reaccionaría así, no ella, que siempre ha defendido aquello que ha creído y ha guerreado hasta conseguirlo. Creo que me ha decepcionado. Tal vez todo ha sido mentira y no es tan gallarda como quiere hacer creer a los demás.
No me puedo creer que no sienta nada… El primer beso la pillé desprevenida, sí, pero ella respondió a mis labios. Si yo no le gustara, aunque sea un poco, me hubiera mandado a hacer gárgaras. Tiene carácter y si de verdad no lo hubiera deseado estoy seguro de que me hubiera abofeteado. Y en cambio… no lo hizo. No hizo nada y con toda la inocencia del mundo, se entregó a mis besos y abrazos. Algo tuvo que sentir. Esos temblores no se pueden fingir.
Dejé la mochila encima de la silla de mi habitación, tirada. No me apetecía deshacerla ni poner la ropa a lavar. Mañana sería otro día.
De fondo oía los ronquidos de oso de mi hermano. Pasé a su cuarto y le apagué la luz de la mesilla de noche. Otra vez se ha quedado dormido leyendo….
Me dirigí al mi habitación y me desvestí. Pensé en darme una ducha. Aunque era tarde, lo necesitaba. Me sentía muy tenso. Mis músculos estaban rígidos y me quedé un buen rato bajo el chorro caliente del agua, a ver si se relajaban y lograba dormir algo esa noche.
Aún bajo el chorro de agua mi cabeza seguía siendo un torrente de pensamientos. No me creo que no quiera tener nada conmigo. No lo entiendo. Cuando llegué a Madrid sus ojos brillaban y estaba nerviosa. Sé que estaba emocionada de verme, me cuesta mucho entender su decisión. No sé. Tal vez estoy confundido. Posiblemente eran tantas las ganas de que me quisiera que podría haberme imaginado cosas en ella. Pero… es que ha habido muchos momentos en los que he notado que se estremecía con mi contacto y mi presencia. ¿Todos me los he imaginado? ¿El beso? Eso no me lo imaginé. Yo la provoqué, pero… fue ella quien me besó, quién se tiró a mis brazos, no la forcé. Otras veces se ha alejado de mí y se ha retirado de mi contacto, pero en el parque no lo hizo. Sentí que ella deseaba besarme! ¿Puedo haberme figurado todo eso? ¿Puedo haber percibido una idea equivocada? ¿Tanto la quiero que no soy capaz de discernir entre la realidad y la ficción? Debo estar volviéndome loco…
Se acabó el agua del calentador y comencé a notar en mi cabeza como bajaba la temperatura. Salí de la ducha, me lavé los dientes y me fui a mi cuarto desnudo. Me puse unos bóxers y me acosté. Aunque estaba cansado, mi cabeza no paraba de pensar en Thais. No entendía su decisión. Encendí la cadena de música, quizás así lograba relajarme un poco…
¿Qué había podido fallar? Cada vez que lloraba he secado todas sus lágrimas, he luchado contra sus miedos, he sostenido su mano todos estos años. Quizás no soy lo que ella quiere, tal vez busca otra cosa. Con Miko vivía bien, no se tenía que preocupar del dinero. ¿Qué puedo ofrecerle yo? Con una carrera por terminar, sin dinero, y para colmo, viviendo en Barcelona. ¿Le pido que se venga a vivir conmigo y mi hermano, sin un duro…sólo porque la quiero? No es de extrañar que me rechace, yo también lo haría. Tal vez, además, la haya presionado demasiado…
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