Hola preciosa (no sé cómo eres físicamente, pero eres preciosa por dentro), me he leído cuarentaypico páginas con el móvil, y me has dejado súper enganchada a tu historia, tanto, que he tenido que encender el PC para escribirte...
Yo he pasado también por dos abortos, la odisea de médicos, la frustración, la rabia, el "por qué a nosotros otra vez?", el dolor físico que desaparece mucho antes que el dolor de corazón, el no poder mirar una embarazada o un bebé sin que te suban las lágrimas... en fin, qué te voy a contar...
Mi caso es un poco particular, el cariotipo no me salió normal, resulta que tengo Síndrome de Turner en mosaico, es decir, durante mi desarrollo embrionario algunas células han perdido una copia del cromosoma X, aunque hasta entonces yo no sabía nada, pues el único síntoma que tengo es que mido poco (1.48 m). El caso es que este síndrome te predispone a fabricar óvulos defectuosos, que aunque se fecunden, luego no progresan bien...
Mi caos emocional tras el diagnóstico fue terrible, horas y horas de llanto a solas (yo también me hago la fuerte), visitas a cardiólogo, ginecólogo, genetista, reproducción humana... llegué a decirle a mi marido (entonces novio) que me quería ligar las trompas, porque no podía perder más bebés, no me sentía con fuerzas para afrontar esto más veces...
El caso es que busqué más y más información, y encontré artículos de revistas de ginecología que hablaban de casos "especiales" de mujeres con mi defecto genético que habían tenido bebés sanos de manera natural y tras charlar con un genetista, me explicó que las células cojitas sólo eran el 10%, el 90% restante eran normales, que tenía posibilidades de fabricar óvulos normales y embarazarme a la antigua usanza.
Así que cambié mi chip depresivo por "la caza y captura del óvulo sano" y nos pusimos de nuevo a buscar como locos, y aunque ya había pasado mi periodo de ovulación de ese mes, pues hicimos búsqueda a conciencia
El resultado fue que me quedé embarazada con una ovulación a día 22 del ciclo (cuando yo soy súper regular de 28 días) y ahora mismo está creciendo una niña preciosa en mi barrigota, estoy de 33 semanas y apenas queda tiempo para poder achucharla.
Con mi historia quiero dar esperanzas a todas las que hemos sufrido la mayor de las tristezas, perder a un hijo, porque desde que ves las dos rayitas eres madre. Y aunque las cosas se pongan muy negras siempre hay una posibilidad de salir adelante, luchar y tener lo que buscábamos, un bebé al que amar con toda el alma.