Diario,
Dormí toda la noche de un tirón. Cuando sonó el despertador me quedé unos minutos remoloneando en la cama. Pensaba en lo extraño que se me hacía saber que Shamu estaba a tan solo unos metros de mí, en la otra habitación. Estaba acostumbrada a levantarme los sábados y correr al ordenador con el café con leche y las tostadas encima del escritorio, pero ese sábado no iba a ser así. Me preguntaba si estaría despierto y en qué estaría él pensando. Si en mí o en qué. Cómo se sentiría. No sabía que le había llevado a tomar la determinación de coger un vuelo ni que intenciones tenía para conmigo. Estaba intrigada por saber cómo se desarrollaría el fin de semana y aunque con más control, seguía nerviosa.
Me ensimismé en mis pensamientos y cuando me quise dar cuenta, tuve que dar un bote en la cama pues se me hacía tarde. Al abrir la puerta de la habitación….madre mía,
diario, ay madre mía que corte…! Lo encontré justo abriendo la puerta de su habitación para ir al baño… en calzoncillos!!!
-
Uys… perdona….- se dio la vuelta sin llegar al servicio y se volvió a meter en su habitación!
Me quedé pasmada y pasé al baño disimulando un ataque de risa al recordar el instante anterior. Luego pensé… “
Thais… tia… pero tú has visto que maromo tienes ahí??”. Evidentemente no le había visto desnudo nunca, ni siquiera en la playa y lo primero que pensé fue… “
Está que te cagas de wenorro, cuadrao, cuadrao!! Pero joe… pero que de pelos!!! Jajajaja”
Pensé en si ducharme yo primera o salir y dejar que pasara él al servicio mientras seguía pensando en lo que había visto…”
Al menos, aunque entallados, lleva bóxer y no slips de esos espantosos….! Ya ves, Thais, un punto para él…”
Salí del baño y me fui a mi habitación de nuevo. Pensé en que lo más probable es que no tuviera ropa más que la del día anterior y la muda limpia. Así que cogí un albornoz y una camiseta grandota y desde fuera se lo ofrecí. Me fui a la cocina a preparar el desayuno. A los cinco minutos vino él, con mi vieja camiseta puesta, descalzo y riéndose.
-
Ejem…Tu albornoz me está un poco justo y corto de mangas…Parezco un "Pin y Pon"
Tenía que ir al trabajo así que preparé el desayuno a toda prisa. Rápido, le fui explicando donde guardaba las cosas en la cocina por si quería comer algo o necesitaba cualquier cosa durante la mañana. Pero lo cierto es que tenía la nevera vacía y a mucho no le iba a poder invitar. Me dijo que no me preocupara por él, que ya se apañaría solo.
La noche anterior no había cenado y el café con tostadas me supo a gloria, pero a mi pesar, no me podía entretener con él pues andaba justa de tiempo para ir al trabajo.
Me metí en la ducha, me arreglé, me vestí… y me fui pitando de casa hacia el coche:
-
Te dejo aquí una llave de casa. Cualquier cosa… me llamas al móvil o me mandas un mensaje!!! Chao!!! – Me despedí sin beso ni nada, como si de un amigo normal se tratara.
-
No te preocupes por mí que me espabilo solo. Anda, sal ya que llegarás tarde.
Conducía con una sonrisa. Recordaba todo y me hacía mucha gracia la situación, yo, histérica, limpiando la casa , los nervios, lo de la puerta, lo de los gayumbos… Era raro dejarle en casa. En
mi casa. Pensé en las películas: cuando pasa eso él se pone a registrar los cajones de ropa interior. No le creía capaz de algo así, pero me dio la risa tonta en el coche al pensarlo.”
Con lo viejas que tengo todas las bragas…cuando vuelva a casa se habrá ido”. Bromeaba conmigo misma diciéndome
"Mira, Thais, si cuando llegues no está... ya sabes, le han acojonao las bragas..."
La mañana pasó volando pues tenía bastante trabajo en el despacho. Le mandé un mensaje a media mañana al móvil “
¿todo bien?” “
Sí. Todo controlado. Hice compra y te estoy arreglando el virus del pc”. Uhm.. no me acordaba. Tenía que haberle dejado dinero para la compra…
Envié un nuevo sms: “
Estoy saliendo del trabajo. Llegaré en 20 min a casa”.
Mientras conducía pensaba en las últimas semanas. Se me hacía extraño comportarnos como si nada hubiera sucedido. No habíamos estado mucho rato, pues entre que me quedé dormida y las prisas de por la mañana, no habíamos hablado demasiado. A mí me parecía que estaba un poco más serio de lo habitual, pero no sabía si eran paranoias mías o de verdad estaba serio.
Se me hacía rarísimo saber que estaba en mi casa, solo, me preguntaba qué haría, que estaría pensando, si habría preparado comida.
Llegué a casa, feliz, imaginándonos haciendo vida de pareja….
-
Holaaaaaa!! Ya estoy en casaaaaaa!! ¿Qué tal? Mmmmm… huele bien. Has preparado comida!! Qué bien….traigo un hambre….
-
Hola! Sí, he hecho un poco de pasta, no me he querido complicar mucho y me suele salir bien. ¿Qué tal te ha ido en la oficina?
Hacía sobre unos 6 meses que Miko se había ido de casa. En ese tiempo no me había venido a ver nadie. Reconozco que la sensación de volver a casa, encontrar a alguien que te pregunte “
Que tal el día?”, la comida hecha…..ains…me encantó. Me resultó muy reconfortante.
Estuvimos charlando animadamente durante la comida. Aunque había momentos de nervios, ya me sentía más tranquila con él. Me contó que había bajado a pasear, había hecho la compra, sus impresiones sobre el barrio... Luego me dijo que me había reparado el ordenador y comenzó a bromear conmigo, a llamarme manazas por lo abandonado que tenía el pc, sin antivirus y lleno de bichitos. Yo no tenía mucho tiempo de ponerme con esas cosas así que como no me eran prioritarias las aplazaba siempre. Reconozco que soy un poco dejada para eso. Con las bromas, la conversación fue haciéndose más distendida y relajada. Fue una comida agradable.
Recuerdo que yo evitaba mirarle demasiado a los ojos. Me turbaban. Desde siempre me ha parecido que tiene unos ojos preciosos. Tienen un nosequé que me deja muda. Son marrón claro y con unas pestañas largas y rizadas. Me pone bastante nerviosa mirarle directamente así que evadía las miradas para no sentirme comprometida o desbaratada.
Después de comer, sacamos la mesa juntos y fregué los cacharros. Por suerte, no había ensuciado demasiado. Me acordé de Miko. Cada vez que cocinaba ponía todo patas arriba y no pude por menos que compararles.
Shamu es bastante cafetero y le ofrecí un café tras fregar los platos. Nos sentamos en el sofá a seguir hablando. Yo estaba más calmada. La charla hasta el momento no había sido demasiado comprometedora y eso me permitió relajarme aún más. Le pregunté qué quería hacer esa tarde, si le apetecía ver algo en especial de Madrid, cine, paseo…
-
Thais…
-
Dime, Shamu – respondí.
Calló.
- ..
.yo he venido a verte a tí.
Ay Dios… que ya empezamos… Thais, a ver como capeas esta….
Para variar cuando me pongo nerviosa, empecé a hablar por los codos…
-
Bueno, vale, pero… ya me has visto, no? Me vas a gastar y habrá que hacer algo esta tarde! En Madrid hay muchas cosas para hacer. Como no has venido nunca, y dado que estamos tan cerca, si quieres nos vamos a ver un poco el centro. Vamos a ver el Retiro, la Cibeles, te enseño la Puerta del Sol, la Plaza Mayor… no sé, al menos que no te vayas de Madrid sin haber visto algo de la ciudad, no?
-
Uhm… - respondió
-
Bueno, a ver, yo pensaba ir en Metro pues en el centro se aparca muy mal, pero si quieres, cogemos el coche y te enseño la ciudad en coche. La Castellana, Recoletos, el Paseo de Prado, el Jardín Botánico…. Te puedo llevar a un parque que a mi me gusta mucho, el Juan Carlos I, ahí se está muy bien y no hay tanta gente como en el Retiro.
-
Ajam…- Shamu no decía nada y me miraba. Yo esperaba que no se diera cuenta de que el “
yo he venido a verte a ti” me había turbado y bastante.
En el chat, solía meterse conmigo pues decía que cuando no me apetecía hablar de algo, era única para darle la vuelta a la conversación.
-
O también, si te apetece más, podemos ir al cine, puedo mirar en internet la cartelera y pasamos la tarde viendo una peli. Luego, si quieres podemos ir a cenar a algún sitio. ¿Quieres japonés? Podemos buscar algún wok o algo por el estilo.
-
Madrid lo que tiene es que puedes hacer de todo. Si te apetece, tenemos las opciones de los museos. Madrid está plagado de museos y algunos están fenomenal.
-
Thais… - me llamó.
-
Además, muchos museos son gratis los sábados. Tienes el Prado, el Reina Sofía, el de Historia Natural, el de Cera, el del Ejército… Lo que te apetezca. O el parque de Oriente también está chulo. Se ve el Palacio Real y la catedral de la Almudena – yo seguía hablando
-
Thais…- repitió
-
O si te apetece, también podemos ir de tiendas a algún centro comercial, a ver cosas…
-
Thais…!!
-
Uhm… dime…
-
Vámonos al Retiro o al centro y me lo enseñas - respondió.
-
Vale! Me parece bien. Vámonos ya? – Bien, Thais!! Misión cumplida! Pensé. No se ha dado cuenta de que no quiero entrar a hablar de cosas que me van a poner nerviosa! Sonreí para mis adentros por mi triunfo.
-
Uhm… - respondió –
Sí. Anda. Vámonos.
-
Pues venga! – me levanté del sofá.
Él se quedó unos instantes sentado.
-
Venga!! Culo gordo!! Levántate!! - le grité
-
Thais…
-
Dime! - yo sonreía contenta.
-
No creas que no me he dado cuenta del giro que le has dado a la conversación. Te conozco y se que haces eso. Vámonos al centro ahora, pero que sepas que yo de Madrid no me voy sin haber hablado contigo.
Chofffffff…..!!
"Mi gozo en un pozo!"