Es de valientes reir cuando el corazón llora

Thais

Diario,

Pienso en cómo te puede cambiar la vida en unos instantes y en los puntos de inflexión de la vida. Son puntos en los que pasas de la más completa felicidad a la más completa desdicha en cuestión de un minuto. Como el viernes pasado.

Pienso en mi bebé muerto. Leo a las chicas en los foros y siento envidia. Envidia de ellas y pena por Shamu y por mi. Pero sobretodo por Shamu. Algunas ya notan que sus bebés se mueven. Las ecografías y las barriguitas me parecen preciosas. Tengo celos. Ojalá yo pudiera vivir lo mismo que ellas…Ojala pudiera tener esa mezcla de sentimientos que tienen las embarazadas, la alegría, la tristeza, la preocupación, el amor, el miedo, la risa nerviosa…Ojalá…

Pienso en los síntomas que sufren. Hoy hace 5 días del legrado. Aún tengo calambres en la tripa. Sigo con insomnio y el cansancio. Los pechos me siguen doliendo como cuando estaba embarazada. Tengo las venitas azules de alrededor de mis pezones oscuros marcadas. Los corpúsculos de Montgomery. En mi vientre hinchado se dibuja la línea alba. Vientre hinchado tal vez de las 10 semanas de embarazo, tal vez de la intervención. Sigo sensible, pero no sé si es por las hormonas o porque realmente tengo motivos por los que llorar. Quizás ambas cosas.

Tenía la revisión de las 10 semanas con la ginecóloga. Iba muy nerviosa. Estaba teniendo un embarazo muy ajetreado con el hematoma y había tenido que ir demasiadas veces al hospital, a urgencias. Hasta en 5 ocasiones tuve sangrados mayores a regla, con coágulos mayores a una nuez. Pero mi bebé seguía aguantando como un campeón. Ahí seguía agarrado a mí. Crecía y crecía y su corazón hacía bum bum fuertemente en cada sangrado, en cada revisión, en cada visita a urgencias. Confiaba en él. Viviría. Debía vivir. Era un luchador.

En una de las revisiones me dijeron que tenía desprendimiento de placenta y debía seguir con el reposo. Llevaba ya 4 semanas de reposo absoluto por un hematoma subcorial. Siempre me decían que tenía amenaza de aborto pero que con reposo a veces se salvaban los embarazos. No me movía de la cama.

Ese viernes la ginecóloga me examinó y empezó a poner mala cara. Me puse muy nerviosa mirando la pantalla de la ecografía. Yo veía ahí mi bebé, le veía grande y cabezón. Veía gráficos que hacían bum bum captando ruido, probablemente de mi corazón. La ginecóloga no hacía más que mover el ecógrafo en mi interior refunfuñando. “Vamos a hacer la ecografía abdominal. Tienes mucha grasilla en la tripa y hay veces que no se ve bien”. Me hizo la eco abdominal, pero su cara no varió. “Ya está. Vístete”.

Me vestí y me senté en la silla. “¿Qué tal?” Pregunté nerviosa. “Mira, mal. No veo latido cardíaco”. No supe cómo reaccionar. No lloré. Cerré los ojos y murmullé “…no….otra vez no…es el segundo…”. Levanté la mirada y ví a Shamu: estaba blanco.

Ya ves Diario, minutos antes, yo era feliz. Minutos después, me sentía la persona más desgraciada del mundo. Mi punto de inflexión.

Quiso que otra ginecóloga me hiciera otra ecografía con un aparato con más resolución para reafirmar su diagnóstico. Por los pasillos reviví todo el embarazo por momentos: el momento de la concepción, la espera hasta el positivo, el día del test, el día que lo comuniqué a mis amigas, el primer sangrado, el segundo, el día que me dijeron que era demasiado pequeño y no había embrión, el tercer sangrado, el cuarto…

No hubo esperanza. En esta ecografía tampoco detectaron el latido cardíaco. Se había parado en la semana 9+1.

Me hablaban de legrado, me hablaban de analizar los restos del bebé, me hablaban de quirofanos y hospitales. Yo me sentía flotar. Sentía que no me estaba enterando de nada. Un zumbido en mis oídos. Se lo estaban explicando a otra persona. No era yo. No era a mi.

Hoy, 5 días después, sí, era yo. Era a mi. 1 minuto. En sólo 1 minuto tu vida cambia. En 1 minuto se fecunda el ovulo y estás embarazada. En un minuto pasas de ser madre… a llorar a tu bebé. Punto de inflexión.