Querido
diario,
Estaba en la cama, acurrucadita y con el oído pendiente de cuanto ruido oía procedente del baño. El agua de la ducha había cesado y me preguntaba cuánto tiempo tardaría Shamu en salir.
Cuando oí la puerta el corazón me dio un vuelco y decidí hacerme la dormida. Ya pensaría en la estrategia cuando me calmara y me acostumbrara a su presencia. Le oí entrar en la habitación y estuve tentada de abrir los ojos, para ver lo que hacía. Mis sentidos se enfatizaron para intentar reconstruir todos sus movimientos sin la ayuda de la vista, pero por el ruido, sólo pude adivinar que buscaba algo en su maleta y el olor a gel de ducha me confirmaba lo que yo ya sabía. Mi corazón iba a mil por hora mientras desesperadamente sospechaba que se acercaba el gran momento de tenerle tan cerca de mi piel, de que su olor fuera de nuevo una tortura para mis sentidos.
Le oí acercarse a la cama….
Dios mio…. Ya viene… ay… por favor… que me muero aquí mismo…Estaba tan nerviosa que pensé que en cualquier momento se giraría intrigado por el ruido de los latidos de mi corazón.
Click.
La fina luz de mis párpados dejó de percibir la tenue luz de la lámparita que yo le había dejado encendida en su mesilla de noche.
Llegó el momento. Sonreí nerviosa para mis adentros, convencida de que no se notaría y satisfecha de mi faceta de actriz.
Esperaba notar que en cualquier momento el colchón se hundiría y notaría su presencia a mi verita pero … Shamu no lo hizo. Esperé y esperé. No tenía ni la más remota idea de lo que estaría haciendo pero sintiéndome protegida por la oscuridad de la habitación entreabrí disimuladamente los ojos con intención de averiguar qué hacía. Mi gozo en un pozo cuando vislumbré su silueta saliendo por la habitación y escuché sus pasos bajando las escaleras…
¿¿¿Se puede saber dónde irá este chico ahora???
Creí que iría a beber agua y subiría enseguida, así que pensé que lo mejor era seguir esperando despierta a tenerle a mi lado y ya ahí abrazarle haciéndome la dormida. A ver que pasaba!
Lo siguiente que recuerdo es la luz de un rayo de sol en mis ojos y que se colaba por una de las rendijas de los porticones de la ventana.
Me giré recordando a Shamu. No estaba ahí!! Me incorporé sobresaltada.
¿Pero que había pasado? ¿qué hora era? Uff… no entiendo nada! Cuando mis ojos se acostumbraron a la luz que entraba por la ventana reparé en la cama.
¿Habría dormido ahí? Me parecía que la almohada estaba hundida y que había arrugas en su lado.
¿sí, no? Ufff… pero… ¿¿podía ser que me hubiera dormido y no hubiera reparado en Shamu en toda la noche?? ¿pero estaba imbécil o qué? Vale que estuviera cagada, vale que tuviera miedo a su rechazo, vale que no me quisiera creer lo de simplemente amigos, pero… no enterarse de nada???
Thais, eres gilipoyas, en serio. ¿así es como piensas luchar contra el destino?
En fin…¿qué hora sería? Cogí el teléfono de la mesita de noche. Las diez y media.
Me tumbé de nuevo en la cama, derrotada.
Buff….Encima eso, las tantas! Bien, Thais, pero que muy bien…
Minuto más o minuto menos ya daba igual: seguí en la cama unos instantes. Más descansada y con la mente despejada pensé en que debía hacer algo con Shamu en esa casa rural. La casualidad o el hado de la fortuna había hecho que ambos nos encontráramos a solas en ese bonito lugar y creía que no había sido simplemente porque sí. Las cosas tenían un motivo y la oportunidad que me había otorgado la providencia con Shamu era por alguna razón. Quizás Shamu simplemente pretendía amistad por su parte, pero debía sopesar la posibilidad de que tal vez sólo fuera una reacción perfectamente normal y comprensible a mi rechazo. Un autoconvencimiento para proteger sus sentimientos y desviar las lágrimas de su corazón. ¿porque no?
Recordé su estancia en Madrid: él había estado provocándome durante todo el fin de semana con tal de conseguir mis besos o vislumbrar alguna reacción en mí que le hiciera pensar que le amaba. Desde el mismo momento en el que pisó mi casa y le miré a los ojos, supe que había venido por amor, por amor hacia mí. ¿Podía borrarse todo eso sólo porque hubiera decidido que íbamos a ser amigos? ¿Y qué pasó en el Metro? O en el Palacio de Cristal…! Eso no había sido amistad….Vale. Fuí yo quien fruto de un impulso le besó, pero…fue él quien empezó abrazándome y acariciándome. Fue él quien durante todo el paseo por El Retiro estuvo lanzándome la caña. Lo deseaba tanto como yo. ¿Y bajo el sauce, en Barcelona? ¿eso también era simplemente afecto? Dijo que me quería y le salió del corazón! Le recordé en mi casa, en el sofá, enfadado y con los ojos encendidos por la rabia regañándome por haber dudado de sus sentimientos, por haber dicho que eso no era real. Me acordé de cuando me cogió mi mano y enfadado la posó en su corazón
“Entérate, Thais, entérate de una santa vez, vale? Que se te meta en la cabeza que este que latido es por ti. Que por mucho chat que haya entre los dos, este latido ni es mentira, ni es ilusión, ni me lo he imaginado. Lo que siento es real. Sé que lo que siento es de verdad y no toleraré que ni tú ni nadie dude de ello.” Qué ironía… Ahora sabía que lo que sí era real era lo que yo sentía por él. Me había costado mucho darme cuenta de mi amor por él y ahora quizás sería tarde para remediarlo.
No, Thais. No es tarde. No puede ser tarde, me dije.
Las cosas siempre suceden por alguna inexplicable razón. ¿cinco días, a solas, en una preciosa casa rural…. para nada? ¿no crees que esta trastada del destino es por algún motivo? ¿por una misteriosa y esotérica causa que aún desconoces?.
En mi mente vinieron las imágenes del Jardín Botánico con Shamu acorralándome entre su cuerpo y el árbol y me estremecí al pensarlo.
“Dime lo que sientes”. En mi estómago noté una punzada de vergüenza y arrepentimiento.
Eres rematadamente idiota. Ese fue tu momento tenías que haberle contestado la verdad cuando te susurró en el oído que no se creía nada. Quería conocer mis sentimientos hacia él. Sonreí al recordar como había hecho que me estremeciera ahí mismo, mientras sujetaba mis manos para que no huyera y mantenía sus labios casi rozando mi piel para obligarme a besarle y responder de pura excitación. Menudo bribón! Desde luego, al muy capullo hizo que saltaran chispas! Hubiera sido el sitio y el instante adecuado para confesar mis emociones en vez de insistir en el "
"Nada, no siento nada". Tal vez ahora estaríamos disfrutando de otro modo en la casa rural, besándonos, acariciándonos, quizás haciendo el amor apasionada y desenfrenadamente…
Suspiré profundamente.
¿De verdad todo eso se había podido transformar en una simple amistad? Esas chispas, ese fuego de deseo en sus ojos, esos labios ardientes, esos latidos en su pecho, la expresión de sus manos, de su cuerpo abrazándome en mi cama cuando me vio llorar en Madrid por sus palabras, su sonrisa nerviosa bajo el sauce en Barcelona…¿todo esto se podía transformar sin más en “solo” afecto?
Thais…¿Desde cuándo te conformas con las cosas? ¿Desde cuando has dejado de luchar por aquello que crees y deseas? Se me hacía difícil identificarme con una persona que se rinde a las primeras de cambio ante las adversidades de la vida.
Recordé el consejo de mis amigas:
“Donde hubo fuego siempre quedan rescoldos”
“Provócale hasta que caiga rendido a tus pies”
Sonreí de oreja a oreja con gran satisfacción ante esos pensamientos y en ese instante tomé una determinación:
Muy bien, Shamu. Prepárate. Te vas a enterar de quién es Thaisita: valiente como la que más, luchadora y sin miedo, combativa donde las haya, atrevida, tenaz y temible adversaria…Cariño mío, no estoy dispuesta a perder y me da igual que te guste otra chica. Si me lo propongo, no tengo rival que pueda competir conmigo. Así que… nene, si quieres guerra conmigo, la tendrás. No pienso rendirme. Querido, ...pienso hacer que grites mi nombre de deseo por un simple roce de mis labios!
Con una gran sonrisa dí un salto de la cama y me acerqué al cuarto de baño a lavarme la cara. Pensé en cambiarme, pero…luego reparé en los shorts de mi pijama, en mis piernas y en lo sensual que me parecía aparecer en pijama con cara de soñolienta y una sonrisa guarneciendo mi rostro.
Quizás debía ducharme y vestirme de calle para bajar, pero una maquiavélica y pérfida sonrisa se dibujó en mi rostro. Debía sacarle partido a ese soso pijama así que, me solté el pelo, desabroché el botón superior e inferior de la blusa de mi pijama dejando entrever tanto mi ombligo como un generoso escote y descalza, aliviada de haberme arreglado las uñas de los pies, comencé a bajar las escaleras, buscando a Shamu en la planta baja.
"Un velo es más provocativo que el cuerpo desnudo, pues la sutileza resulta más deseable que la desvergüenza. Una mujer nunca debe darlo todo, ni siquiera simuladamente, excepto por un breve instante."