Hola Diario!
Al final, anoche me fuí a dormir tardísimo por tu culpa! Siento que tengo muchas cosas en mi interior. Hay cosas que me son pesadas y necesito sacarlas. Quizás a medida que vaya aligerando mi carga podré ir adquiriendo el equipamiento que necesito para conseguir a mi chiquitujo. Me viene bien escribir y analizar mis sentimientos. A veces descubro cosas que tenía un poco arrinconadas en en esta cabezota y no debería ser así.
Gracias a tí,
Diario, estuve pensando anoche en los momentos que he vivido con Shamurai. Algunos han sido preciosos, otros....más amargos. Con él he reido y llorado. Si bien me ha dado momentos inolvidables...también me dió la aflicción de los inconvenientes de nuestra relación. Cuando apagué la luz de la mesita de noche, me quedé mirando al techo, pensando en todos esos momentos. Han sido muchos.... La vida no ha sido especialmente generosa con nosotros, pero hemos aprendido que juntos somos capaces de conseguir hasta lo más difícil. Son cosas que sabes cuando echas la vista atrás, pero para aprenderlas, lamentablemente te has visto obligada a sanar muchas heridas. Shamu dormía. Me giré en la cama, le abracé, le besé en la espalda y cerré los ojos pensando en la gran suerte que tenía de tener a alguien así a mi lado.
Tras el beso del sauce, yo volví a Madrid. Sólo fueron unas horas robadas en Barcelona. Mi vida estaba en la capital, tenía mi trabajo y mi casa. Mi familia no estaba conmigo pues a todos les dejé en Catalunya. Pero tras el divorcio, no quería dejar atrás mi independencia. No quería volver. Siete años atrás, la distancia entre Madrid y Cataluña me había proporcionado la capacidad de luchar ante las adversidades y sobretodo, había me había dado el autoconocimiento y la valoración de mis capacidades que tanto me ví obligada a buscar el día que me marché. Necesitaba encontrarme a mi misma y saber de lo que era capaz.
Shamu y yo nos veíamos muy poco en persona. Primero, porque durante los primeros siete años estaba mi marido y no creí oportuno fomentar el contacto físico entre nosotros. Quizás no me fiaba de él, quizás no de mi. Llegamos a vernos unas 8 o 9 veces en esos años, aparte del día de mi boda. Al principio, intenté que siempre viniera Miko conmigo si quedaba con Shamu, como si de un amigo más se tratara. Era incómodo para mi, pues si bien ninguno de los dos lo notó nunca, yo sí sabía lo que sentía mi corazón ante esas dos personas. Si iba sola, no le dedicaba más que unas horas en una terraza del puerto tomando un café o un refresco en el aeropuerto. Nunca me atreví a más. Al estar mi familia en Catalunya, aprovechaba algún viaje para saludarle en persona, pero era poco el fin de semana para todas las personas que necesitaba ver.
Tras su declaración de amor, sentí miedo. No sabía que pensar. Claro que le amaba, pero....¿qué futuro podía tener esa relación? Su vida estaba en Barcelona, la mia en Madrid. Yo no iba a dejar mi vida atrás para volver a Barcelona. No quería. Ni iba a dejar mi trabajo. Me costó mucho construir esa vida y no estaba dispuesta a renunciar por nadie. Ni siquiera por él. Dejé muchas cosas atrás por mi marido, abandoné gente. Los amores vienen y van, y tras salir de una relación "amorosa" frustrada con Miko lo que menos me apetecía era correr riesgos. Yo tenía responsabilidades y si soñar era bonito, con los sueños no se pagaban las facturas.
Hice lo único que podía hacer en ese momento: esperar. El tiempo da y quita razones. Quizás me demostraría que Shamu quería luchar por mi, quizás, que todo fué una ilusión de ambos.
Era verano del 2007. Habían pasado 3 meses del beso. Estaba cansada. Me sentía agotada de tener que hacerme cargo de todo yo sola. Sin ayuda. Trabajaba mucho en mis 2 trabajos. Pensé que tener la cabeza ocupada me ayudaría a no pensar en la soledad. Pero al llegar a casa....nunca había nadie. Las 10 de la noche no eran horas de llamar por teléfono y de igual forma que yo no llamaba, tampoco me llamaban a mi. Cansada, preparaba cualquier cosa de cenar. Aún debía poner lavadoras, fregar platos, cocina...incluso hacerme la cama! Los fines de semana hacía la compra, limpiaba la casa y cocinaba. Intentaba adelantar el trabajo de entre semana para poder estar unos minutos con Shamu en el chat. Dormía poco pues las preocupaciones me abrumaban. La hipoteca subía, el seguro del coche, el de la casa, la derrama del ascensor, el gimnasio, el IBI, la matrícula de la universidad, el agua, la luz, el gas, la comunidad, la gasolina, la comida, el teléfono, internet... Por más que horas extras que echaba me costaba llegar a fin de mes. ¿me quito del gimnasio? es mi única via de escape...! ¿internet? eso significaría dejar de hablar con Shamurai.... no sabía que hacer! Reduje de la única cosa que podía reducir: comida. Estaba gordita, así que pensé que no me irían mal unos cuantos quilos menos. Pero....menos comida también es menos energía, y menos energía....es más cansancio.
Shamurai, por su lado trabajaba mucho en la nueva empresa. Le presionaban bastante, pero también sabía que lo que estaba aprendiendo en ese trabajo le abriría las puertas en un futuro. Hasta la fecha, por circunstancias de la vida, tenía muchísimos conocimientos de informática, tenía la sabiduría de quien ha aprendido de forma autodidacta su gran afición. Estaba en el último año de Ingeniería Superior. Era capaz de administrar cualquier sistema y hacerse cargo de grandes máquinas. Pero no podía demostrar esa experiencia ya que la única formación que "poseía" era una carrera sin terminar y muchas horas de lectura de artículos sobre tecnología informática. Ese trabajo le permitía demostrar su valía y poder acreditar en un currículum sus conocimientos. Se pasaba el día de cliente en cliente, siempre con prisas, siempre sin tiempo. El sueldo no era una maravilla, pero no era eso lo que él buscaba. También llegaba tarde a casa. Y también debía preparar cena, comida y hacerse cargo de la casa. Vivía con su hermano, un egoista, pero creo eso era más un inconveniente que una ayuda. Es mejor vivir solo que con un artista bohemio dedicado a la pintura.
Nos costó mucho adaptarnos a esa nueva situación. El poco tiempo que teníamos, discutíamos demasiado y eso acrecentaba el estrés y la presión que ya por sí misma tenían nuestras vidas. Recuerdo un viernes, a las 11 y pico de la noche, yo estaba muy cansada de la semana. Entré al chat y esperé a que él entrara. A las 12 y media de la noche, seguía esperando. Me parecía tarde y le mandé un mensaje al móvil. No contestó. ¿que pasaba? A la una de la noche, le envié otro "
¿vas a venir?". Tampoco contestó. Era raro. Siempre estaba pendiente del teléfono y si no podía venir a la hora habitual, solía avisar por sms o mail. Llevaba 2 horas esperando. Apagué el ordenador y decidí irme a la cama. A los diez minutos sonó un mensaje en el movil: "
entro enseguida, espérame, quiero verte". Estaba muy cansada, pero me levanté y volví a encender el ordenador. Esperé de nuevo, esperé y esperé...Llegó a las tres de la madrugada. Yo llevaba cerca de 4 horas mirando la pantalla de un pc después de haberme pasado otras 13 horas mirando los ordenadores del trabajo. Vino eufórico. Estaba muy contento. Había cobrado el sueldo y se había reencontrado con un viejo amigo. Se habían ido los dos a tomar unas copas en un pub. Venía con una copa de más y con el falso contento que te da el alcohol. Él nunca bebía. Era muy raro. Probablemente se había tomado uno o dos cubatas, no más, pero como no tenía costumbre vino gritando a los cuatro vientos que quería estar conmigo, que me amaba y que no podía vivir sin mi.
Me molesté mucho! Llevaba muchísimo tiempo esperando y me parecía estupendo que se fuera de copas.... pero...podía haberme avisado! Estaba cansada y empecé a echarle una bronca que no se ni como empecé. Le dije cosas muy feas. Le dije que estaba harta de él y de esta relación, que no estaba dispuesta a aguantar lo que le aguanté a Miko. Que todo era mentira y no era real, que era un monigote de un chat!. Había salido de un divorcio que me había costado muchísimo dinero y no tenía ninguna intención de dedicarle mi vida a un criajo sin aspiraciones. Tiene 4 años menos que yo y en aquel entonces tenía 27 años. Le dije que era un inmaduro, que no tenía ni idea de lo que era ser adulto pues aunque sus padres no fueran ricos siempre se lo habían pagado todo. Le llamé cobarde, que la vida no era una sala de chat y no se podía estar eternamente jijijí jajajá. Que creciera y aprendiera a luchar en vez de esperar a que las cosas le vinieran solas. Apagué el ordenador y le dejé ahí colgado, petrificado y preguntándose qué había pasado. Se que le hice daño y lo peor... es que era mi intención. Yo estaba mal y en mi egoísmo quise que él también lo estuviera. No le quería en mi vida.
"A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd"