Querido
diario,
Hace días que te tengo apartado. Sé que has sido invadido por un ejército de viciosas sedientas de desenfreno y que nos ha distanciado. Pero no te preocupes, no te olvido y vengo dispuesta a recuperar la relación. Por supuesto, tú estás por delante.
Tengo muchas cosas que explicarte, pero lo cierto es que ya no cuento con tanto tiempo como antes y muchas veces tengo que discriminar o priorizar mis relatos. Despedí a la chica que me ayudaba en casa y además, como sabes, he vuelto al trabajo, por eso la merma de tiempo libre para escribir.
Entre las cosas pendientes, la primera, y de las más importantes: Shamu es normal, común, corriente, totalmente estándar. El viernes pasado fuimos a recoger los resultados de los cariotipos : 46 cromosomas normales con formula sexual XY, es decir, cromosopatías descartadas. Así de simple.
Una vez hechos los pertinentes análisis hematológicos y genéticos, y a falta de estos resultados de los cariotipos de Shamu, creo que ya podemos asegurar que nuestro último aborto ha sido debido a la mala suerte. Me queda la espina de los restos citogenéticos del bebé, por si tal vez se hubiera podido averiguar algo más, pero por acaecimientos del destino (véase negligencia médica), ya nunca lo sabré.
Lo cierto es que saber que ambos somos completamente normales te deja muchísimo más tranquila. Al menos, ya no es como en la segunda búsqueda en que desconocíamos si no nos quedábamos por si tuviéramos alguna deficiencia en nuestra salud. Lo malo de perder a los dos bebés es bastante evidente, pero lo bueno, indudablemente son los aprendizajes colaterales de ese tortuoso camino: podemos concebir pues lo hemos hecho dos veces y estamos fértilmente sanos.
Muchas veces pienso en lo cándidas que somos las mujeres. Cuando decidimos que estamos preparadas para acoger a un bebé en nuestro vientre nos parece evidente pensar que somos prolíficas, fecundas y saludables. Lo damos por sentado. O al menos, así era mi caso. Siquiera se nos pasa por la cabeza el que tengamos alguna cromosopatía o algún problema hematológico o endocrino. Nos han metido tanto miedo desde adolescentes con el
“póntelo-pónselo” que nos creemos que si te dan un beso con lengua te preñas, cuando en realidad para un embarazo la cosa va mucho más alla de echar un polvo con un tío. Es cierto que
“podrías” quedarte embarazada con la regla, y en el día 5 de tu ciclo, y aunque no estés ovulando, y casi al final del ciclo. De hecho hay mil excepciones y casuísticas, pero se nos olvida que no es la norma. Nuestra sociedad ha adoptado las excepciones como la norma para el control de natalidad y lo único que obtenemos es desinformación sobre el embarazo.
Cuando empiezas a sumergirte en el mundo de la maternidad y de todos sus pormenores descubres que embarazarse, de fácil no tiene nada. Paradójicamente… dar vida está muy relacionado con la guerra y sus estrategias de invasión enemiga. En el fondo, se trata de dirigir unos proyectiles a destruir un objetivo, pero:
Si bien sabes cuando le das al botón rojo que lanza los proyectiles,
- no sabes el tiempo que tardan los proyectiles en encontrar la diana.
- de hecho, no sabes siquiera si llegan al objetivo.
- también ignoras si los proyectiles son defectuosos.
- ni tan siquiera sabes cuanta munición sale!
- además, desconoces cuando tu objetivo estará visible.
- Y aunque tu objetivo esté visible, los proyectiles salgan en masa, hayan pasado controles de calidad, encuentren el objetivo y acierten…tampoco tienes garantía de invasión asegurada!
Dado que una es neófita en las estrategias de combate, pronto se encuentra buscando información sobre ofensivas tácticas de guerra con tal de garantizar el éxito en la batalla.
Profundizas, y te sorprende averiguar que es importante que el tiempo cuente a tu favor. No sirve de nada lanzar los proyectiles cuando llueve, parece que mojados pierden un alto porcentaje de eficacia. Tampoco cuando haga frio a riesgo de que se les congelen las turbinas. Te das cuenta de que, antes de lanzar proyectiles a lo loco, al final, te resulta más rentable contar con un meteorólogo entre tus filas que te ayude a precisar la temperatura exacta que debe existir en el ambiente en el momento preciso de pulsar el botón rojo. Ni por encima, ni por debajo.
Si seguimos indagando en las técnicas de combate, nos daremos cuenta de que la figura del meteorólogo es más importante de lo que creemos. Entre sus funciones, no solo está la de predecir el tiempo, sino además, verificar y evaluar el grado óptimo de humedad en el ambiente. A partir de un porcentaje concreto de humedad, los proyectiles carecen de fricción y se deslizan con mayor minuciosidad hacia el campo enemigo.
Otra táctica con alto índice de triunfo es la de prescindir del meteorólogo y contratar a un investigador privado. La opción suele ser algo más rentable pues no se precisa tenerle en nómina durante todo el mes: sólo contaremos con sus servicios durante una semana aproximadamente desde los días 12 a 21 del ciclo hostil. Su misión será la de indagar si el objetivo enemigo está al descubierto y para ello, deberá prorrumpir cada día al campo de batalla a tomar fotografías. Habrá días, que será necesario enviarle más de una vez al día para manifestar la visibilidad del objetivo y el día exacto en el que debemos apretar el botón rojo con los proyectiles.
Como ves Diario, nada que ver con lo que nos contaban a los trece años!
P.D. He despedido a la chica que me hacía la limpieza en casa para contar con fondos suficientes para poner en nómina al meteorólogo y al investigador privado.
"Sólo se pierde la lucha que se abandona."