[SIZE=3]El uso del chupete como elemento reconfortante para el bebé es una práctica enormemente extendida.[/SIZE]
No suele faltar en la canastilla del recién nacido, y generalmente se estrena en las primeras horas o días de vida. Su principal beneficio es el efecto tranquilizante para el bebé, pero también tiene efectos negativos, como el posible fracaso de la lactancia materna o las alteraciones dentarias.
Succión no nutritiva
El recién nacido tiene el reflejo de succión, que le permite alimentarse, pero además le calma y le reconforta. La succión de los dedos, el chupete u otros objetos no nutritivos constituye una actividad normal en el desarrollo del niño. Se inicia ya en el útero y persiste hasta el año de edad, siendo más habitual durante los primeros meses de vida.
El uso del chupete para calmar el deseo de succionar del bebé es una práctica muy habitual en nuestra sociedad, y un recurso de gran ayuda en niños con cólicos y muy irritables. No obstante, no debe recurrirse al chupete cada vez que el niño llore.
El llanto es una de las principales maneras que tiene el bebé para comunicarse, y puede indicar diferentes tipos de necesidades. Debemos tratar de identificarlas, además de probar con otros métodos para reconfortarle, como hablarle, mecerle o jugar con él.
¿Pulgar o chupete?
Se ha discutido mucho sobre las ventajas e inconvenientes de uno y otro. Antes se consideraba que la succión del pulgar se asociaba a mayor número de deformidades dentarias, pero actualmente se piensa que éstas se observan con igual frecuencia en los niños que usan chupete. Las principales ventajas del pulgar son que no se pierde durante la noche ni se cae continuamente al suelo. Además, su uso es regulado por el niño, quien aprende a tranquilizarse él solito. Y el inconveniente es que no se puede hacer desaparecer, como el chupete, temporal o definitivamente, para eliminar el hábito de succión.
[COLOR=#702657]Desventajas del chupete:[/COLOR]
Frente a los beneficios del chupete, hay una serie de riesgos que hacen que debamos ser prudentes con su uso. Os los detallamos a continuación.
Interferencia con la lactancia materna. El patrón de succión del chupete es diferente al de la succión del pezón, de modo que el uso del chupete puede dificultar la adquisición de la técnica para la lactancia materna. Por otro lado, el niño que satisface parte de sus necesidades de succión con métodos no nutritivos estimula durante menos tiempo el pezón materno, y con esto, disminuye la producción de leche, y el niño está más hambriento e irritable, lo que obliga a los padres a introducir la lactancia artificial. Por este motivo, se recomienda no iniciar el uso del chupete antes de los 15 días de vida, o hasta que la lactancia materna esté bien establecida.
Maloclusiones dentarias. Los hábitos de succión no nutritiva se han relacionado con deformidades de la boca. Estos problemas muchas veces se resuelven solos al suspender el uso del chupete. Sin embargo, su empleo después de los 3 años de edad puede ocasionar deformidades más permanentes que requieran de la intervención de un odontopediatra. El uso prolongado del chupete también se ha relacionado con la aparición de caries dentales, debido a la permanencia en el chupete de restos de alimento.
Otitis media aguda. El chupete puede favorecer el paso de bacterias de la nariz y la garganta al oído medio a través de las llamadas trompas de Eustaquio, aumentando el riesgo de otitis. Esto ocasiona que muchos pediatras recomienden restringir el uso del chupete a los primeros 10 meses de vida, cuando la necesidad de succión es mayor y la otitis media aguda es más infrecuente.
Accidentes. En caso de caída accidental, el borde del escudo de plástico rígido del chupete puede ocasionar heridas al chocar con la cara del niño. Por otro lado, el uso de collares para colgarlo del cuello es muy peligroso, pudiendo provocar la estrangulación. Por último, la aspiración de una parte del chupete, con la consiguiente obstrucción de las vías respiratorias, es otro posible accidente relacionado con este hábito. El riesgo es mayor cuando se usan chupetes de varias piezas, como los fabricados en casa con una tetina unida al tapón de plástico de un biberón.
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Recomendaciones:
No debéis iniciar su uso antes de los 15 días de vida, hasta que la lactancia materna esté bien establecida, para así no interferir con ella.
Es recomendable comenzar a restringir su uso a partir de los 8 ó 10 meses, y suprimirlo hacia el año de vida.
A la hora de dejar el chupete, hay que ayudar al niño a que lo haga de modo voluntario, sin métodos drásticos ni traumas. No es bueno que este fenómeno coincida con otros acontecimientos importantes, como el inicio de la guardería o el nacimiento de un hermanito.
Sólo deben emplearse aquellos chupetes que cumplan con las normas de seguridad. Estos son de una sola pieza, tienen una base lo suficientemente grande para impedir que todo el chupete pueda entrar en la boca del niño y llevan una anilla para poder tirar de él y sacarlo.
La tetina del biberón no debe usarse como chupete.
No debemos colgar el chupete del cuello, la muñeca, o la cuna del bebé, para evitar accidentes. Fijarlo a la ropa con un imperdible también es peligroso.
Conviene renovar el chupete cuando el caucho se va desgastando por el uso.
Durante los primeros meses es recomendable esterilizar o hervir el chupete una vez al día.
No se debe impregnar el chupete con azúcar o miel, ni mojarlo con agua azucarada.