Buscando el final feliz

Nakuru

Y de repente, cuando menos te lo esperas, todo cambia, en sólo un par de segundos.

De la misma manera que los momentos más tristes de mi vida han llegado así, en un plis, de la misma manera, mis momentos más felices hacen su aparición sin avisar y me pillan desprevenida.

Este enero ha sido un mes complicado y eterno, parecía que nunca iba a acabar. Desde la noche de fin de año, recordando que un año antes estaba manchando porque una nueva vida empezaba a formarse dentro mi, hasta el último día del mes, cuando se venían a la cabeza los recuerdos del aborto y de la pena de esos días.

Y en esas estábamos, luchando con todas mis fuerzas por hacer desaparecer esos fantasmas, y pensando continuamente en qué pasos debía tomar...si llamar para la FIV, si intentarlo con una IA, si seguir esperando...

Y ayer por la mañana, sin que ni siquiera me hubiera dado tiempo a verlo venir, y sin ningún día de retraso, algo me llevó a hacerme un test. Nunca me los hago hasta que no llevo varios días de retraso, pero no sé porqué, algo me empujó a hacerlo a sabiendas de que era negativo. Pero así, en un segundo, todo cambia. Y lo que después de 4 ó 5 minutos era blanco nuclear, en un segundo, pareció rosa. Una sombra, casi imperceptible, que hace que el corazón te lata a mil por hora, y que te cambia la vida. De nuevo, una canica blanca hace aparición en nuestra vida, y lo que un par de horas antes parecía un lunes normal, se convierte en un día inolvidable.

Ayer pasé mucho miedo, no lo tenía del todo claro, y los manchados cada vez eran mayores, pero bien asesorada por unas luchadoras natas, y empujada por unos angelitos, reaccioné y me puse en marcha. Me pinché la heparina y me hice la beta, y hoy se ha confirmado lo que sólo parecía un sueño. Me alegro de haber actuado rápido, esos días de tratamiento que he adelantado.

Ahora vienen días difíciles, semanas complicadas, lo sé, pero bueno, es lo que nos ha tocado vivir. Añoro los primeros días de aquel embarazo de hace un año, en el que parecía que en vez de andar, volaba. Pero si para que este pequeñín se quede conmigo he tenido que pasar por todo aquello y por todo lo que vino después, habrá merecido la pena.

Ahora estoy con heparina, eutirox, adiro, isovorin, progeffik y femibion, y pienso, aunque el miedo me supera, que esta vez tiene que ser la buena, sí o sí. Y si no lo es, aprenderé algo nuevo para que el próximo embarazo vaya mejor. Al parecer, tenía que pasar todo aquello para que supiera cómo tenía que llevar este embarazo...paradojas de la vida, embarazarte dos veces para que un tercer embarazo salga bien, ojalá!!!!