A partir del momento en que tomamos la decisión de querer quedarnos embarazadas algo en nuestro interior, un cosquilleo en la boca del estómago, tal vez, se desata y , a veces, suele ser realmente dificil de controlar. ¿Cómo podemos hacer para no caer en las garras de la ansiedad y el estrés durante la búsqueda de un bebé?
Todo comienza con mucho placer y alegría pero a medida que el tiempo pasa y el ansiado embarazo no llega (y puede pasar realmente largo tiempo, cada pareja es diferente) la alegría se transforma en molestia y nos encontramos ofuscadas y discutiendo por cualquier cosa con nuestra pareja.
Es muy común que cuando el embarazo tarda en llegar las relaciones de la pareja se resientan, afloren discusiones insignificantes o no tanto y los roces estén a la órden del día. Uno está mal, los dos estarán peor.
Por eso, el primer paso para lidiar con la ansiedad es recuperar el disfrute, después de todo la búsqueda en sí misma es bastante placentera y divertida y si nos perdemos eso, pues nos perdemos la mejor parte. Los psicólogos lo dicen: tener relaciones de manera demasiado calculada con el único motivo y objetivo de embarazarse puede ser tedioso.
Lo mejor es volver a encarar las relaciones sexuales desde el lugar del encuentro con la pareja, el disfrute y el placer quitando todo el peso del embarazo. El resultado será una pareja con buena comunicación y mejor humor, en suma, en mejores condiciones de encarar la llegada de un hijo.
La segunda recomendación de los psicólogos es: dejar de planificar. Por la mañana la temperatura basal, todo el día con el calendario en la mano, esrutar el moco cervical cada vez que vas al baño… ¡basta de todo eso! Para saber los días fértiles y así aumentar las posibilidades de embarazarte alcanza con hacer uno sólo de los métodos, lo demás déjalo a la biología. No es bueno obsesionarse y jugará en contra del objetivo deseado.
Unas pequeñas vacaciones son una buena idea. Alejarse del estrés cotidiano por algunos días y dedicarse a la pareja sola y exclusivamente.
Si has contado a tu entorno que deseas un embarazo, lo más probable es que tengas a tus padres y amigos preguntándote por buenas nuevas constantemente. Esa presión social y familiar no ayuda y suma un factor más de ansiedad a los que ya tiene la pareja por si sola.
Lo mejor es pedir a tus seres queridos que no insistan tanto, que tú les harás saber cuando haya llegado el momento de festejar la llegada de un nuevo integrante de la familia.
La visita a un especialista no es lo primero que debes hacer, pero si ha pasado más de un año y el embarazo se hace rogar es hora de realizar una consulta médica y chequear el estado de la salud reproductiva de ambos miembros de la pareja, no olvides que los bebés se hacen de a dos y cualquiera puede ser el afectado.
Pero antes del médico: a relajarse, disfrutar, dejar de planificar y, si se puede, tomarse una semanita de vacaciones. Verás como ese bebé llega cuando menos lo esperas.